Ambos nos paramos en seco. Ninguno de los dos se había dado cuenta de que alguien había entrado en casa y había presenciado toda la escena.
Me bajó de sus brazos y ambos miramos las caras furiosas de nuestros padres.
-Hemos pedido una explicación –dijo seria mi madre
-Em… nosotros –dije pero mi garganta estaba tan seca como el desierto y las palabras no salían
-¿Vosotros qué? Hablad de una jodida vez –gritó Rob
-Nosotros estamos juntos –le respondió Liam cogiéndome de la mano
-¿Perdón? –preguntó mi madre abriendo mucho los ojos- ¿desde cuándo pasa esto?
-Desde hace ocho meses –dije cabizbaja
-¿Ocho meses? –repitió- ¡Ten la dignidad de mirarme a la cara cuando me hablas! –me gritó- Aunque supongo que no debe de quedarte nada de dignidad después de estar con tu propio hermano
-Perdón, pero no le permitiré que le hable así –le dijo con rudeza Liam
-¡No le hables así! –le gritó su padre- Ninguno tenéis derecho a hablarnos así, nos habéis faltado al respeto. Os habéis reído en nuestras caras
-Eso no es así –dije mirándolo con temor a los ojos
-¿Cómo que no? –me preguntó- habéis estado juntos ocho meses a nuestras espaldas, me… me repugnáis. Sois hermanos
-¡No lo somos! –le contestó Liam- no compartimos la misma sangre
-¿Crees que es una escusa? Aunque no compartáis la sangre, sois hermanastros, no podéis estar juntos –dijo mi madre
-¿Por qué no? Nosotros nos amamos –le dijo Liam que apretó mi mano con fuerza
-Por favor, amar, sois unos críos, no sabéis lo que esa palabra significa –le dijo mi madre- Todo este tiempo habéis estado jugando, y si la gente hubiese llegado a enterarse, esto se hubiese ido de las manos, ¿Por qué nadie lo sabe verdad?
-No, nadie lo sabe –le contesté
-Mejor, así no habrá que dar explicaciones de porque nuestros hijos se han comportado como enfermos
-¿Enfermos por qué? ¿Por qué nos amamos? –le dijo Liam
-Un momento –dijo Rob acercándose a mi- ¿Era él? –señaló a Liam
-¿El qué? –pregunté confusa
-Cuando me hablabas de ese chico con el que estabas ¿te referías a Liam verdad?
-S-si… -dije temerosa
-¿Cómo me haces esto? –gritó- con el esfuerzo que hice para que nos llevásemos bien. Cogí el papel de padre que se preocupa por su hija y ¿me pagas así? No me esperaba esto de ti –me miró furioso
-Rob por favor, tienes que entendernos, nos amamos –di un paso hacia el
-No te me acerques –se alejó- ¿Cómo has podido hijo? Me lo prometiste. Me prometiste antes de que me casara que no tendrías nada con la hija de Heather, lo prometiste
-Y lo intenté. ¿Pero que quieres que haga? Amo a olivia, la amo. No soportaba más sin estar con ella
-Dios mío, ambos me estáis poniendo enferma –dijo mi madre- Solo os diré una cosa, esto, lo vuestro, se ha acabado, aquí, ahora y para siempre –concluyó- me voy a mi habitación
Subió las escaleras apresuradamente pero yo la seguí corriendo.
-Mamá escúchame –dije entrando en la habitación
-No quiero escucharte –dijo sentándose en la cama
-Mamá por favor, no puedes prohibir que esté con Liam, nos amamos
-¿Amamos? Por favor –rodó los ojos- amar es una palabra tan fácil de pronunciar, pero es muy difícil de realizar. ¿Qué creías que lo tuyo con Liam era para siempre? Pues te digo yo que no hubieseis durado ni un año
-No sabes de lo que hablas
-Claro que lo sé. Tienes dieciséis y el dieciocho, sois unos críos. Liam pronto se hubiese cansado de ti y te hubiese dejado
-No, él no es así
-Claro que lo es, todos los hombres son iguales. ¿Te das cuenta de cómo habéis podido mancillar nuestro nombre? Si la gente llegaba a enterarse nos tratarían como ratas
-Tal vez no, tal vez la gente no hubiese reaccionado mal
-¡Claro que hubiese reaccionado mal! –gritó levantándose- igual que yo reacciono mal
-Por favor mamá, amo a Liam –dije con los ojos llorosos
-No digas tonterías. Lo vuestro se ha acabado para siempre
-Por favor no… -no me dejó acabar la frase
-¡Cállate! –gritó y me pegó con fuerza la mejilla haciendo que cayese al suelo
Llevé mi mano a mi mejilla. Podía sentir el ardor de su bofetada.
-Se ha acabado, nunca volveréis a estar juntos, y nadie sabrá nada de esto –concluyó mi madre
