Narra olivia
Estaba sentada viendo la tele. Miré el reloj y vi que eran las 20:13 Entonces escuché como Liam bajaba por las escaleras.
-Hola –me saludó con una sonrisa
-Hola, ¿estás mejor? –le pregunté levantándome del sofá
-¿Por qué lo preguntas? –me miró confuso
-No sé, ¿tal vez, porque antes me has echado de tu cuarto?
-Bueno, lo siento es que… -empezó pero se calló de golpe
-¿Es que, qué? ¿Qué pasó?
-Bueno, no tiene importancia, olvidémoslo, ¿ok?
-Ok… -dije rodando los ojos
-¿Has cenado? –me preguntó y negué con la cabeza- entonces, ¿por qué no preparas algo para los dos?
-Jajaja –reí falsamente- estás loco si crees que voy a cocinar para ti, así porque sí. Tendrás que ayudarme o no cenas
-Pero si yo no sé cocinar –se quejó
-Pues ya va siendo hora de que aprendas
-Vale… -bufó
Fuimos a la cocina y nos pusimos a preparar unos espaguetis. Cuando ya los preparamos los servimos en dos platos y los pusimos sobre la mesa de la cocina. Nos sentamos el uno al lado del otro.
-Ummm están buenos –dije llevándome un poco a la boca
-Te has manchado un poco –dijo deslizando su dedo pulgar por la comisura de mis labios lentamente
-Gracias –dije mirándolo a los ojos
Mientras seguíamos mirándonos, rodeó mi cuello con su mano y me acercó hacia él.
Mi respiración se había agitado mucho. Cerré los ojos y ambos seguimos acercándonos. Sabía que tenía que parar, pero no podía hacerlo. Cuando nuestros labios mantuvieron contacto fue como… no sé. Fue como si algo estallase dentro de mí, me sentí volar, como si el tiempo hubiese parado.
Nos estábamos besando de manera lenta. Era completamente perfecto. Puso su mano en mi pierna y empezó a acariciármela. Me acercó más a él y profundizó el beso.
-Liam –dije en un gemido sin dejar de besarlo- para –le dije poniendo las manos en su pecho y alejarlo un poco
-Vamos oli, sé que también lo deseas –dijo poniendo sus manos en mi cintura y atrayéndome
-Liam no, esto está mal
-¿Por qué? Sé que me amas igual que yo te amo a ti, ¿o lo niegas?
-No, no lo niego, pero esto está mal, somos hermanos
-Hermanastros –me corrigió- no tenemos la misma sangre
-Da lo mismo, nuestros padres están casados, esto es imposible
-Pero… -empezó pero le puse mi dedo índice sobre sus labios en un acto de que se callara
-Pero nada, lo nuestro no puede ser –dije mirándolo con tristeza- lo siento
Me levanté y salí de la cocina. Fui corriendo hasta mi habitación y me tumbé en la cama. Enterré mi cara en la almohada y me puse a llorar hasta que no me quedaron más lágrimas.
-Lo siento Liam, te amo, pero lo nuestro es imposible –dije para mi
