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Yoongi se encontraba deambulando por los jardines de su escuela, su mirada se paseaba por los rostros de los alumnos que ahí se encontraban. Pero le dedicaba más tiempo a observar el meñique de cada uno de ellos.

Aquél meñique con un hilo de color rojo atado a ellos, aquél que al otro extremo se encontraba atado a otra persona. Sus almas gemelas.

Tenía el don que más de la mayoría de las personas desearía tener, pero que para él era la peor de las torturas.

A la corta edad de seis años fue cuando se dió cuenta de ello.

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–Hoy es nuestro aniversario de bodas.–dijo mientras tomaba la mano de su esposa.

Así es, querido.–la mujer comenzó a dar suaves caricias a la mano del hombre.–Siete años junto al amor de mi vida.–dijo con con una sonrisa, hundiendo su rostro en el cuello de su esposo.

Un pequeño Yoongi llegó corriendo hasta el sofá en el que se encontraban sus padres. Su padre lo tomó y alzó jugueteando.

Yoongi hijo, algún día tú conocerás a la persona que será el amor de tu vida.–su madre lo miró a él y a su marido con cariño.–Te casarás con ella y vivirán felices por siempre, así como tu padre y yo.

¿Y nuestros dedos tendrán el hilo del destino unidos?.

Supongo que sí.- respondió su madre risueña.

Entonces... ¿Por qué mamá y papá no están unidos?.–dijo Yoongi confuso mirándolos fijamente. Dejando a sus padres mirándose entre sí sin nada que decir.
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Siguió su recorrido sin ningún lugar específico al que tuviera que llegar, dando al jardín de rosas -propiedad del club de jardinería- el cual estaba repleto de parejas acarameladas.

–¿Cómo pueden hacer eso en público?.–se cuestionó un tanto asqueado por las escenas que presenciaba.–Ni siquiera están conectados por el hilo.–pensó un tanto molesto por ello.

Había una cosa que Yoongi sabía sobre aquellos hilos; uno no está unido a alguien desde un principio.

El momento en el que se forma esa conexión varía de persona a persona. Para algunas personas, la conexión se forma desde el momento de su nacimiento mientras que para otros puede tardar días, semanas, meses e incluso décadas para que el otro extremo se conectara a su destinado.

Un simple capricho de los dioses.

–¡Hey, Yoongi!.–aquél grito lo sacó de sus pensamientos.–¿Qué pasa? ¿Por qué tan pensativo?.–le cuestionó con una sonrisa.

Yoongi respondió sonriendo de la misma manera.–Nada Hobi, cosas sin sentido.

Jung Hoseok, su amigo desde el primer año y amor no correspondido desde los cursos para los recién ingresados.

Había estado nutriendo sus sentimientos por el joven de sonrisa de sol y aura brillante por tres largos años. Cada pequeño gesto y acción de Hoseok hacían a Yoongi caer cada vez más por él.

–¿Qué sentido tiene pensar cosas sin sentido? Mejor ponte a hacer algo productivo Min Yoongi.–dijo Hoseok mientras desordenaba el cabello del otro.

–¡Yah! Soy tu hyung más respeto.– comentó Yoongi divertido mientras intentaba zafarse del agarre del otro.

La campana sonó, anunciando el inicio de clases.

–¡Joder! Me tengo que ir.–dijo soltando a Yoongi al fin.–¡Ve a clases! ¡Y no te duermas en ellas!.–exclamó al mismo tiempo que corría hacia su salón.–¡Nos vemos en el almuerzo!.– gritó por último perdiéndose entre la multitud.

Yoongi soltó un suspiro.

Algún día su amor sería correspondido, ya que, ni Hoseok ni él estaban unidos a alguna otra persona.

Caminó con dirección a su salón de Clases. Se había distraído tanto con Hoseok que ya iba diez minutos tarde, de seguro su profesor no lo dejaría entrar, pero le daba igual ya que era una buena excusa para saltearse la escuela una hora.

Un cosquilleo atravesó el dorso de su mano hasta su dedo meñique; el hilo estaba unido.

No lo pensó dos veces y corrió siguiendo el camino que el hilo le mostraba hasta llegar al club de danza. Su corazón latía como loco, sus manos sudaban y sus piernas temblaban. Tenía la esperanza y la ilusión de que su destinado fuera Hoseok, le rogaba a Dios que así fuera, pero para su mala suerte, el hilo lo condujo al área de danza contemporánea.

Se mordió un labio. No tenía ni idea de quién podría ser.

Caminó sigilosamente hasta la puerta, abriéndola delicadamente. Sin abrirla por completo hecho un vistazo buscando el final del hilo y lo encontró en un joven que se hallaba de espaldas.

–Muy bien, chicos.–la voz del profesor retumbó en el salón, callando a todos los que se encontraban ahí.–Quiero presentarles a la persona que se nos integrará a partir del día de hoy.– tomó al chico de los hombros y lo puso al frente de todos.

–Hola es un placer conocerlos a todos.- dijo haciendo una reverencia.– Mi nombre es Park Jimin y espero llevarme bien con todos ustedes.

El aire abandonó el cuerpo de Yoongi.

–No puede ser posible.

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¡Hola a tod@s!
Muchas gracias por darle un vistazo a mi primer fanfic 💕
Daré lo mejor de mí para seguirlo y espero su apoyo 💖

«I Don't Want You».-«Jimsu».#Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora