Continuaron con sus labores como era habitual, como correspondía a una jornada de trabajo sin aparentes imprevistos. La misma concurrencia habitual de todos los días, los mismos clientes, algunos rostros nuevos que llegaban a solicitar ayuda en el taller, el mismo clima sin contratiempos en esa jornada amenamente monótona. Si bien el negocio estaba pasando por un momento complicado dada la crisis económica que azotaba muchos países, sabían que no eran los únicos y que, al igual que ellos, otros negocios habían sentido el golpe severo de la economía. Independientemente de ese hecho, estaban bien y por el momento no les había ido tan mal: por lo menos tenían clientes casi todos los días. Luego de varias experiencias que habían marcado sus vidas, un poco de normalidad y calma no estaba de más. En el fondo creían merecerlo.
No obstante, ese día que comenzó como tantos otros, se vio ligeramente alterado cuando una desconocida, algo torpe y tímida, irrumpió en el taller asegurando que poseía un objeto de importancia. Atónitos ante la revelación de la desconocida, no hicieron más que guardar silencio y dedicarse una mirada mutua de cierta desconfianza y estupefacción. La sensación a flor de piel de ese desabrido déjà vú que se volvía a presentar y, una vez más, parecía alterarlos, rememorando esos recuerdos de antaño.
En cuanto el nombre de Víctor fue mencionado, dudaron en si era lo correcto el llevarla con él. Podrían ser recelosos, pero en el pasado, sólo así habían logrado sobrevivir. Sin embargo, toda duda se disipó cuando la desconocida, sin temor alguno, mostró la muestra de una sustancia negruzca que llevaba dentro de un pequeño tubo de ensayo. En cuanto, por gesto instintivo Jason intentó tomarla para poder verla mejor, la desconocida cerró la mano con prisa y volvió a esconder la muestra dentro de su gran mochila de viaje.
—Ni se te ocurra —sentenció decidida. No se inmutó ni siquiera cuando los ojos azules del joven se entornaron hacia ella—. No los conozco. No confiaré tan fácilmente en ustedes.
—¿Así esperas convencernos? inquirió Lena, frunciendo su entrecejo.
—No pretendo convencerlos a ustedes —replicó segura. Esa apariencia de aparente torpeza que había adquirido momentos antes se desvaneció con esa pregunta, dejando en claro la seguridad con la que articulaba sus palabras—. Vine por ese tal Víctor. Si no me llevan con él, buscaré otros medios para encontrarlo —acotó antes de girar sobre sus pies y avanzar unos pasos.
—Espera —la detuvo Jason a unos pocos metros. Agradeciendo estar de espaldas, la desconocida sonrió segura y borró dicho gesto al volverse en su totalidad hacia los tres sujetos que aguardaban su reacción.
—¿Qué? —preguntó fingiendo disgusto.
—Te llevaremos —decidió aplomado.
—Jason... —musitó su amigo, entre sorprendido e inseguro de su decisión aparentemente precipitada.
—Jason, no creo que sea una buena idea. Ni siquiera la conocemos —le intentó persuadir Lena hablándole por lo bajo.
—Si es cierto este cuentito de la droga... —comenzó a explicar el contrario tras darle una ojeada a los otros dos—, te llevaré con él. De lo contrario, deberás rendir cuentas de tus mentiras.
—No miento —aseguró.
—Eso lo veremos. Vendrás con nosotros y, te guste o no, las reglas las pondré yo. Si se te ocurre realizar cualquier locura, por más mínima que sea, me encargaré personalmente de que pagues ante la justicia la estupidez de poseer una sustancia ilegal. ¿Fui lo suficientemente claro...? —aseguró el contrario, permitiendo que la contraria completara la frase con su nombre.
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Athos:RE
Science FictionUn final que sorprendió tanto a la escritora como a los personajes mismos. **Tercera parte de la trilogía: Jason Lee** 1º parte: "Jason Lee: Sentencias del Destino" 2ª parte: "Espuria al Mando" 3ª parte: "Athos:RE"