Sin armamento y el equipamiento necesario, no irían a ninguna parte. Pedirle ayuda al gobierno para eso era algo inútil, eso estaba claro; sin embargo, no era el único comodín que tenían a mano. Debían volver a viajar. Afortunadamente, Víctor había podido dar con uno de sus antiguos compañeros: el individuo residía, actualmente, en Edmonton. A casi tres horas de distancia de allí, de paso era el lugar más cercano con locales comerciales donde podían encontrar parte del equipamiento que necesitaban.
Viajaron a la mañana, utilizando dos motocicletas y una furgoneta propiedad del reformatorio dado el actual estado del antiguo vehículo del Brown. Parecía tener un imán para que todos sus coches quedasen destruidos. Amén de éste hecho, el vehículo escogido para esa ocasión contaba con más espacio y mayor comodidad para el viaje debido al incremento de pasajeros que ahora conformaban el grupo.
Encargado de ubicarse como conductor de la furgoneta, Sam sería acompañado por Danny en el asiento del copiloto. Detrás de ellos, en la primera hilera de asientos adaptados para tres personas, se encontraba William entre Víctor y Jason. Detrás de ellos, los otros tres jóvenes aprendices: Lou, Kwan, Kyle. Siendo entre ellos mismos una contraposición los unos con los otros, Lou se encontraba emocionada y eufórica por la misión, mientras que Kyle, el más flojo y apagado de los tres, iba cabeceando de vez en cuando dada su aparente necesidad constante de sueño; por su lado, Kwan mantenía un rostro determinado, decidido ante la situación aunque la misma no requiriera de mucho esfuerzo o dedicación. A fin de cuentas, sólo debían buscar al antiguo compañero del Brown y aprovechar la ocasión para realizar algunas compras.
—¿¡A poco soy la única emocionada!? exclamó Lou aún fuera del coche, junto a los demás en la espera de los participantes faltantes.
—¿Baja la voz, quieres? —se quejó Jason al encorvarse un poco tras oír su chillida exclamación a centímetros de su oreja—. ¿Por qué tenemos que viajar con estos mocosos?
—¿¡Mocosos!? —exclamó Kwan, indignado—. ¡Antes de subir, ven y veamos quién es más mocoso!
—Niño, con un brazo de menos puedo dejarte occidental de un golpe.
—Serás cabrón... —masculló.
—Basta los dos —ordenó Víctor mientras tecleaba unos mensajes en su celular antes de volverse hacia Billy, a unos pasos de él—. Quedas a cargo del reformatorio. Cuentas con el apoyo del resto del equipo directivo. Cualquier emergencia que se presente...
—Tranquilícese, Mr. Brown —aseguró Billy, confiado—. Conozco los protocolos de emergencia a la perfección. Viaje confiado, todo estará en orden durante su ausencia.
—Gracias —asintió con la cabeza el azabache antes de caminar en dirección a su hijo en cuanto lo vio apartarse un par de pasos.
Se lo notaba ausente esos días, y era más que fácil suponer el motivo. Al ausentarse Lena, una parte de él se había ido con ella. Su vida no era la misma si no la veía todos los días, si no se topaba con ese par de ojos grisáceos que le daban un motivo más para vivir; un motivo que muy probablemente encabezaba su lista de razones para existir.
Si bien no le hacía bien el pensar que quizás no volvería a verla, debía hacerse a la idea en caso de que la situación no fuese tan favorable al verla una vez más. Muchos eran los rumores sobre los posibles actos inhumanos que Ed llevaba a cabo con las personas que caían en sus garras. ¿Podría Len ser la excepción? Seguramente no. Ella, con mayor motivo, sería un blanco de torturas pese al dolor que le generaban esas ideas.
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Athos:RE
Science FictionUn final que sorprendió tanto a la escritora como a los personajes mismos. **Tercera parte de la trilogía: Jason Lee** 1º parte: "Jason Lee: Sentencias del Destino" 2ª parte: "Espuria al Mando" 3ª parte: "Athos:RE"