Athos:RE

Capítulo 29: "Los juegos son asunto de niños"

En cuanto llegó a la esquina donde se encontraba la caja de fusibles, alzó su arma y apuntó hacia los alrededores hasta salir completamente del ángulo de la construcción, utilizando la mira pese a la poca visibilidad. Luego de cerciorarse de que no habían posibles enemigos, se acercó a la caja palpando y consiguió alzar la primer palanca; la luz regresó parcialmente, revisando en los alrededores en busca de esos fusibles que no se encontraban allí y que completarían el sistema eléctrico.

Para cuando volvió a alzar su mirada hacia el frente, se topó con la castaña cabellera de quien hubiera sido su enamorado en algún otro tiempo. Frunció el ceño y alzó el arma, quitando el seguro.

—Das otro paso más y te liquido —amenazó.

La silueta del contrario se heló ante esa voz, girándose lentamente en cuanto los pasos se acercaron a él.

—¿A dónde crees que ibas? —intentó investigar Katiuska.

—¿Te importa? —su sombría mirada se posó sobre ella—. Deja de retrasarme.

—¿En serio te retraso? No irás tras esa bastarda loca, no si puedo retrasarte con plomo. Deja que Iván se vengue por todos los dolores de cabeza que no solo te ha dado a ti, sino también a los demás.

Sin delatar en su rostro su intención, movió rápidamente su mano y sacó su arma. Un disparo bien dirigido y el hombro de Katiuska fue atravesado por una bala que la hizo, además, terminar en el suelo al compás de un quejido. Lo bueno de ser un "chico simpático" era eso: nadie sospecharía que sería capaz de tales cosas por sus amigos. Pero Kati arugó el ceño, observó el patio y se topó con los fusibles a unos pasos de ella; en cuanto volvió a verlo, la cólera la abrazó.

—¡Hijo de perra! —exclamó disparándole un par de veces en vano al verlo ingresar rápidamente a la construcción y cerrar, a sus espaldas, la puerta que luego trabó.

Cuando las luces volvieron a encenderse parcialmente, se encontraba en un pasillo sin luces. A sus espaldas y a varios metros frente a ellos, las luces parpadeaban informando del regreso paulatino de la electricidad.

Podía sentirse el corazón bajo la piel, acelerada y nerviosa, incapaz de coordinar sus movimientos en un perfecto escape. Lo único que tenía en mente era zafarse de él, pero así se removiera como una fiera, él volvía a jalarla con fuerza sin importarle el tener que apretarle los brazos con brusquedad y empujarla para hacerle perder el equilibrio cuanto pudiera. La obligó a caminar, subiendo dos escaleras y después la dirigió por un pasillo con cierta dificultad al sentir que sus movimientos la hacían resbalar de entre sus brazos.

—¡Ya, ya, ya, no te preocupes! —Iván articuló una sonrisa torcida algo jadeante ante ese esfuerzo constante en sostenerla—. Sin que nos molesten estaremos mejor, te lo aseguro. Desde la muerte de Tanya, vengo esperando el momento indicado para culminar mi venganza. Y hoy, después de tanta retribuida espera, lo logré.

Con su garganta reseca y los ojos cargados de lágrimas nerviosas, Jodie intentó apartarlo una vez más al patalear y removerse con brusquedad en el agarre. Sin embargo, en determinado momento, cuando fue sujeta por los hombros recibió un gancho dirigido a la quijada, seguido por otro golpe que le partió una ceja. Al acabar, nuevamente la obligó a caminar teniendo que de los brazos y el cabello en ciertos trayectos.