Capítulo 36: "El colega te salvó el pellejo"

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Los días, como era habitual, continuaron su transcurso. Llegado el fin de semana, como hubiera sido previsto con anterioridad por el médico de cabecera, Jodie obtuvo su alta médica.

A diferencia de los demás que aún permanecían allí, ella pudo salir. Al no contar con ningún familiar directo, su única familia en ese momento estaba constituida por Hank, su gran y leal amigo, ese que había propuesto en su propia vida el protegerla aunque ella nunca se lo hubiera pedido. Fue a buscarla y permaneció visitándola y cuidándola durante todos esos días en los que estuvo internada, intercambiando con Francis los turnos. Hank, a diferencia de otros muchos, no se había olvidado de ella. Y eso Jodie lo agradecía.

Salieron los tres juntos de la habitación luego de que Francis llegara al hospital preparado para acompañarla, con los abrigos pertinentes dadas las nieves que habían comenzado hacía pocos días. Sin embargo, el frío no era su principal preocupación: necesitaba saber cómo se encontraban los demás. Los heridos y los que ya habían pasado la peor parte aún seguían dentro del mismo hospital, pendientes de los estados de los que se encontraran en peores circunstancias.

Lo primero que necesitaba hacer era irse a su casa. Sabía que no podía volver a la mansión, no se sentiría cómoda de hacerlo, pero reconocía que no contaba con otra alternativa. Era el único lugar donde podía estar por el momento, cerca de sus amigos y, por sobre todo, segura.

Armándose de un valor que creía inexistente en ella, avanzó junto a Hank y a Francis para arribar al sitio pasados unos cuantos minutos de viaje. Abordaron el coche que los llevaría y recorrieron en silencio parte del camino. Durante la trayectoria, el mayordomo la puso al corriente de que ya había preparado a la familia para su regreso desde que habían ingresado al hospital. Un par de llamadas, una explicación cara a cara y las dudas desaparecieron.

A medio camino, recordó un hecho que no la dejaría en paz desde el momento en el que lo trajera a memoria. Al menos no hasta que lograra responderse.

—Por cierto, creo que no te pregunté por William. ¿Dónde está? ¿Se lo llevaron a la penitenciaría una vez más o le hicieron un beneficio a la humanidad y lo mataron? —preguntó Jodie desde el asiento del copiloto.

Hank guardó silencio, tomándose algunos instantes para responder. Sin embargo, ante su silencio y suponiendo las malas noticias que pudieron haber surgido a raíz del inconveniente, Jodie no necesitó de palabras para confirmar sus sospechas. Un suspiro fue la única queja que pudo articular a modo de réplica.

—Se escapó, ¿verdad?

—Mucho antes de la llegada de los policías al lugar —confirmó Hank mientras conducía—. Ya lo están buscando. Afortunadamente, gracias a Mrs. Bitt conseguí solicitar que enviaran policías a custodiar la mansión, por lo que la familia ya se encuentra protegida. Ellos estarán seguros. Tuve que darles algunas explicaciones ligeras, sin mencionarla, claro está, pero no quedaron muy conformes. Esperemos no averigüen demasiado.

—Y las malas noticias no dejan de aparecer... —suspiró ofuscada—. Sólo espero que se largue y se pierda en el medio de la China.

—¿Él conoce a esas personas? —inquirió Francis al asomarse entre los dos asientos delanteros.

—Son su familia —respondió Jodie, sorprendiendo al Todd.

De cualquier modo, la borgoña no quiso tocar el tema con mayor profundidad. Sabía que de dar vueltas a un mismo punto, acabaría siendo perseguida por un inargumentado miedo irracional. Sabía que William la odiaba, estaba consciente de que podría estar acechando en cualquier sitio, inclusive en las afueras del hospital para acabar con ella, pero el vivir con miedo ya la había cansado. El temor que podrían generarle otras personas capaces de dañarla sin motivo aparente ya no tenía lógica en su opinión. Convenía ignorarlo y continuar.

Athos:REDonde viven las historias. Descúbrelo ahora