Las sillas, como era de esperarse, colocadas en semicírculo y posicionadas en altura decreciente conformaban ese anfiteatro en el que tantas veces hubieran recibido indicaciones para llevar a cabo sus misiones de mayor y menor riesgo. No había mucho por decir, y hasta se podría decir que esa sensación nostálgica se vio opacada ante la aparición de Linda y el descubrimiento casi desagradable del trabajo aún latente de Víctor en el reformatorio.
Lo que más les molestaba era el saber que había reabierto el reformatorio sin comentarles la noticia ni solicitarles ayuda en caso de ser necesario. El más afectado, sobre todo, fue Jason quien, sin lugar a dudas, hubiera preferido el ayudar de alguna forma siempre que fuese necesario y no permanecer ajeno a los labores de su padre. Tener que solicitar ayuda de otras personas e ignorar a los compañeros con las que compartió los inicios del reformatorio, le molestaba; sin embargo, su mayor indignación se debía al hecho de que desde hacía un buen tiempo la monotonía de su "nueva y normal vida" lo comenzó a molestar. No podía estarse quieto y un estilo de vida tranquilo e invariable parecía ahogarlo, o por lo menos eso fue lo que descubrió cuando tuvo que someterse a una vida calmosa, sin contratiempos ni sobresaltos, como los que tenía cuando era apenas un adolescente.
En silencio, Víctor aguardó un par de minutos antes de hablarles, viendo cómo se habían colocado en los primeros asientos del anfiteatro. Jason a un lado de Lena, Jodie unas bancas más alejada y Francis ubicado tras los asientos de sus dos amigos. Se observaron mutuamente y, luego, fue Linda la que irrumpió en el silencio con una tenue carcajada estando de pie a un lado de Víctor.
—Menuda familia, Vick.
—¿Sigues con lo mismo, estúpida? —le espetó Lena.
—¿Vas a comenzar? —le preguntó Víctor. La tuvo como una hija toda su vida y así la trataría sin importar la situación. Lena soltó un bufido y se volvió a relajar en el asiento, apartando la mirada con seriedad y molestia.
En silencio, Jason respiró, mantuvo la calma y volvió a verlo. Había organizado mejor sus ideas y, a diferencia de la vez anterior, no alzaría la voz como solía hacerlo todo el tiempo.
—¿Vas a decirnos de qué investigaciones hablabas?
—Claro. Antes quisiera disculparme... —intentó decir pero su hijo lo interrumpió.
—Ya tendrás tiempo de eso luego. Habla lo que importa ahora: ¿qué sucedió?
Tras un suspiro, Víctor se llevó las manos a los bolsillos de su pantalón de vestir negruzco y los miró.
—Ed escapó de la prisión hace dos años.
Silencio fue la respuesta que obtuvo. Los ojos de Lena y Jason se abrieron como platos, mientras que Jodie fulminó discretamente a Víctor con una mirada extrañada al reconocer ese nombre. Pero aún era mi pronto para sacar conjeturas, ¿cuántos "Ed" relacionados con el mundo criminal podían existir?
—¿Qué...? —balbuceó Lena—. ¿Ed? ¿El mismo Ed que nos traicionó?
—No puedo creerlo... ¿cuánto tiempo más pensabas ocultarnos esa información? —fue la inevitable pregunta recriminatoria del Lee.
—El suficiente —respondió Víctor, seguro de sus palabras y con un aplomo envidiable—. Recibimos la noticia unos meses después de su escape. Para ese entonces, ustedes dos se habían ido de viaje, no iba a amargarles la velada.
ESTÁS LEYENDO
Athos:RE
Science FictionUn final que sorprendió tanto a la escritora como a los personajes mismos. **Tercera parte de la trilogía: Jason Lee** 1º parte: "Jason Lee: Sentencias del Destino" 2ª parte: "Espuria al Mando" 3ª parte: "Athos:RE"