—¿Cuánto tienes? —inquirió el castaño.
En ese extenso rato en el que no tenían planificado nada, decidieron comenzar con un breve juego de cartas que se extendió a unas nueve rondas. En algunas ocasiones, el tiempo de juego se reducía al obtener alguien las cartas adecuadas para obtener una favorecedora estrategia que le otorgaba la indiscutible victoria, pero entonces debían comenzar desde cero para no aburrirse estando recluidos allí dentro.
Las órdenes de Víctor antes de abandonar el hotel habían sido muy claras: "El edificio no se abandona por ningún motivo". Ya fuese personal o colectivo, no había argumento apto que pudiera revocar ese contundente decreto.
Pasada media hora, algunos de los que se habían encontrado reunidos a la vuelta de una de las mesas de té del dormitorio para concretar el juego, habían abandonado el mismo y se habían dedicado a otras actividades momentáneas, como leer revistas o charlar entre ellos. El uso de celulares estaba terminantemente prohibido.
—Me falta un tres —respondió Linda sentada al otro lado de la mesa—. ¿A ti?
—Hm... un cinco —dijo Kyle, participando con ellos en el juego de mesa—. Creo que voy a perder...
—Eso has dicho hace tras rondas y sigues invicto desde que te sumaste a la partida —indicó Francis arrugando un poco el ceño. Tiró una carta sobre la mesa y Kyle, sonriendo, la tomó y finalizó el juego enseñando la combinación de cartas que había logrado, otorgándole las mismas la victoria tan poco esperada. Al menos para él.
—Vaya, niño, tienes un don —halagó Linda alzando las cejas con sorpresa.
—Jugar contra él es inútil —se lamentó Francis agachando la cabeza con una cómica mueca de infelicidad—. Hubiera optado por jugar al solitario.
—Perderías —se mofó Linda.
—Deja de burlarte. ¿Por qué me molestas a pesar de que te trato con amor, linda?
—Eso te pasa por no querer viajar conmigo y optar por ese costal de patatas —le reclamó colocando las cartas sobre la mesa y arreglando los naipes para colocarlos dentro de la caja—. Pero te perdonaré si me invitas a cenar.
—Saliste cara.
—Son las consecuencias. Me agradas —sonrió la mujer. Francis esbozó una tenue sonrisa y asintió con la cabeza; le alegraba saber eso, después de todo estaba intentado cortejarla—. Aunque no me enfado si me llevas al One18 Empire, de Calgary.
—¿Bromeas? Debo ahorrar tres meses completo para llevarte allí.
—Tú eras el que querías conquistarme, ¿lo olvidas? —aseguró esbozando una sonrisa entre coqueta y desafiante.
—Pues no... asumo que uno debe hacer sus "sacrificios" —se rió resignado el Todd, negando con la cabeza mientras le entregaba sus naipes a la contraria.
Habiendo apartado su mirada de ella, se topó con el rostro de William ubicado a unos metros de ellos. Recargado contra la pared, observaba hacia el exterior mediante una de las ventanas del dormitorio. Un rostro severo, arrogante y barnizado con un odio casi tangible. Seguía sorprendiéndole que Jodie hubiera preferido sacarlo teniendo en cuenta la escena que vivieron en el reclusorio, teniendo en cuenta lo que Jason le comentó al regresar. No obstante, asumió que era "lo conveniente".
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Athos:RE
Science FictionUn final que sorprendió tanto a la escritora como a los personajes mismos. **Tercera parte de la trilogía: Jason Lee** 1º parte: "Jason Lee: Sentencias del Destino" 2ª parte: "Espuria al Mando" 3ª parte: "Athos:RE"