Capítulo 25: "Prodótis"

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Si bien pudo regresar a su casa y descansar luego de saber que Víctor le había dado el día libre, decidió irse a trabajar. Sólo así podría quitarse el sabor amargo, tan conocido y lamentable, de la decepción.

Afortunadamente, el taxista consiguió un atajo sin tanto tráfico arribando al reformatorio al cabo de unos quince minutos. La doctora pagó, bajó y se dirigió a su consultorio. Comenzó a caminar con dirección a su oficina cuando, por el camino, recibió un mensaje. Se trataba de Lou, su asistente de enfermería:

«¡Lin, linda! :D Soy Lou :3 Te han llegado unos papeles, los he dejado en la enfermería, sobre tu escritorio, y me he ido a dormir. ¡El toque de queda no perdona y debemos irnos a nuestros dormitorios para evitar que Mr. Brown nos eche una reprimenda de escalas colosales! Espero te haya ido súper en tu cita, me cuentas mañana qué tal te ha ido. <3 XOXO» —leyó en su mente. Suspiró decepcionada ante la última frase y continuó con su camino hacia el consultorio.

En cuanto entró, colgó su chaqueta en el perchero de su oficina y dejó sobre su escritorio el móvil junto a su bolso, observando los papeles que Lou le había comentado. Leyó el título de los mismos y arrugó el ceño:

"Informe de paquetería y registro de llamadas" —leyó en voz alta—. Bien, tendrás trabajo esta noche, Linda... —acotó antes de dirigirse al baño. Debía quitarse esos rastros de infelicidad que colmaban su rostro en caso de que alguien llegase a verla.

Mientras se aseaba, sintió la puerta del consultorio ser abierta y se extrañó. Los únicos que podían ingresar eran sus asistentes y los miembros del equipo directivo, excluyendo los casos de emergencias donde cualquiera de los miembros podía ingresar, pero dado el toque de queda, dudaba que fuese alguno de los muchachos. Una luz de esperanza se encendió dentro suyo al suponer que podría ser Francis. ¿Podría ser posible una disculpa? El que regresara arrepentido significaba que realmente estaba interesado en ella y que nada más se trataba de una confusión.

Pasado un rato de silencio, asumió que se trataba de una jugarreta de sus oídos y decidió salir tras secarse la cara. Calmada y con un ánimo abúlico, se dirigió hacia su escritorio, deteniéndose en seco en cuanto ingresó al consultorio una vez más. Los papeles, sobre su escritorio, estaban algo esparcidos. La carpeta que contenía el informe de la investigación estaba abierta y algunos de sus papeles internos estaban desparramados por sobre la superficie de madera. La sorpresa la invadió y se apresuró por arreglarlos, ignorando el hecho de que la puerta se encontraba abierta. Tomó uno, tomó otro, y luego otro... hasta que se fue deteniendo poco a poco ante la información que iba leyendo casi sin quererlo. Entornó sus ojos y lo relató en tenue voz alta.

«Informe realizado por la oficina de paquetería. Los paquetes enviados en la fecha expresada al inicio de éste documento, fueron registrados a nombre de Sasha Petrov. Edad, veinte. Cliente no registrado. Fotografía adjunta en archivo...» —leyó. En cuanto volteó la página, pudo ver la captura de la grabación de una cámara de vigilancia de la agencia, en la cual, pese a su mala calidad, logró identificar el rostro de Iván realizando el trámite.

Su sangre se heló ante eso, teniendo que sujetarse del escritorio para no caer. No lograba entenderlo, no podía hacerlo todavía. Con quien había compartido tanto tiempo ese último año, resultaba ser un traidor criminal de cuidado, manipulador y mentiroso que logró hacerse querer y pasar desapercibido.

Athos:REDonde viven las historias. Descúbrelo ahora