Capítulo 13

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Al día siguiente la rutina fue seguida al pie de la letra, desde levantarse a las cinco de la mañana, esperar el taxi a las 7:15 a.m. llegar a su trabajo, y preparar su té de Jamaica.

—¡Huy! ¿Por qué esa cara? —preguntó Dany.

—¡Qué sorpresa! Viniste a trabajar —exclamó ella.

—No, me quedé cuidando a Dulce en el hospital —respondió él, a modo de broma—. Pero la pregunta aquí es ¿Qué te pasó a ti?

—No comprendo.

—Tienes una cara de desmotivación que... estás rara.

—¡Claro que no! Son ideas tuyas.

—Soy tú amigo, sé cuando te pasa algo. Además, el domingo estabas muy feliz.

—No tengo nada, eres tú el que pasó mucho tiempo en el hospital que ya no distingue una cara normal.

—¡Eso es! ¿Y el novio?

—¿Cuál novio?

—Emily, tú sabes de qué hablo.

—¿Podemos hablar en tú oficina?

—Sí —respondió Dany con mucha duda.

—Es un criminal —dijo nomás entró a la oficina de Dany.

—¡Qué dices!

—Bueno, no sé que es... pero terminamos, y ahora estoy tratando de seguir con mi vida.

—Lo dices con un ánimo. Sabes que no pregunto más, porque sé que no me dirás más que lo que quieras que sepa, pero no comprendo.

—No creo que sea un tema del que debas saber mucho, alteraría tu tranquila vida, como lo hizo con la mía. La diferencia es que yo si estoy involucrada, mientras que tú no.

—¿Es algo malo?

—Sí —respondió, sus ojos se llenaron de lágrimas—. Dany no sé que pasa conmigo, ayer recién me enteré, pero siento como que, si algo se rompió dentro de mí, sé que es una tontería, pero lo siento. Mi mente está concentrada como siempre en seguir, pero tengo una sensación muy fea.

—Y sí ¿te enamoraste?

—¡Es la tontería más grande que he escuchado! Apenas fui su novia un día, y no lo conozco bien.

—Entonces no sé.

—Yo tampoco, sólo que hay como una cierta duda o curiosidad por saber más de él. Siento no sé, como un vacío, un hueco, tal cual como si se me hubiera roto algo por dentro.

—Pero dijiste que es malo.

—Muy malo.

—Él o la situación.

—Si lo ves desde un punto, las dos cosas, pero... yo creo en él y no sé por qué.

—¿Y por qué no hablas con él?

—Ya lo hice y le pedí que se fuera de mi vida.

—Emily ¿qué sientes realmente por ese sujeto?

—¿Por qué lo preguntas?

—Porque soy tu mejor amigo, y está conversación me recuerda a la que tuvimos cuando rompiste con Julio.

—¡Eso es imposible! Julio fue y es el amor de mi vida. No se puede parecer en nada.

—Sí, puede ser, pero yo creo que, es más, fue, el amor de tú vida, en el pasado. Porque, aunque no lo quieras aceptar ese tipo que conociste de cierta forma te flechó más de lo que tú quieres aceptar.

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