Capítulo 47

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Era un momento agonizante, nadie tiene claro nada y todo era incierto. El dolor que causaba el que don Flavio, Layo y Eleazar no estuvieran allí era porque todos sabían el peligro que representaba que se hubiesen quedado, todo era posible; todos podían estar muertos y era la realidad más cruda que tenían en ese instante.

—Está perdiendo mucha sangre —decía Lagarto, respecto a la herida de Leo.

—Debemos darnos más prisa —dijo Lizardo, por lo que Tony, quien manejaba el auto en el que iba Leo, aceleró lo más que pudo.

Ya no había un peligro eminente, pero necesitaban darse prisa si no querían perder a Leo también.

Lara estaba en shock, solamente sujetaba su estómago de ocho meses, pero no podía evitar dejar de llorar. Estaba en ese mundo gracias al amor que tenía por Layo, por lo que era imposible que se hiciera a la idea de que Eladio había muerto.

—Yo sé que es difícil, pero debe ser fuerte por su bebé —agregó Rosa, mientras limpiaba sus lágrimas—. Yo confío en que los muchachos son muy inteligentes y saldrán de esa.

—Es que se quedaron solos Rosa, y Leonardo dijo que el auto explotó y no vieron a Eladio salir —respondió entre el llanto.

Leo ya no pudo agregar nada más, ya que el dolor por la herida no se lo permitía.

La hacienda en la que se instalarían estaba a casi cinco horas de la frontera, pero no podían esperar tanto por lo que optaron por llevar a Leonardo a un hospital, por eso Lara iba con ellos, por lo delicado de su embarazo y por posibles problemas que pudieran tener al haber recibido una emoción tan fuerte.

Emily y su familia que iban en otro vehículo siguieron hasta la hacienda, luego de dejar a Leonardo allí. Únicamente se quedaron Rosa, Lara y Tony acompañando a Leo.

El viaje se les hizo eterno, pero al momento en que llegaron, Emily no pudo más y fue la primera en desplomarse al suelo. Lizardo corrió a abrazarla, lo hizo con mucha fuerza. No tenía palabras que la hicieran sentir mejor.

—Yo lo vi Lizardo, lo vi caer y desplomarse al suelo —lloraba.

Su llanto era incontrolable.

—Esperemos que mi hermano esté bien, esperemos —decía, a él también le era difícil controlarse.

—Patrón perdone, pero quisiéramos saber cuáles son sus ordenes —dijo uno de los hombres que iban con ellos.

—Tendremos que quedarnos un tiempo acá en lo que Leonardo Burgo se recupera. No creo que podamos hacerlo mucho tiempo, pero hay que asegurar el perímetro mientras tanto —ordenó, luego de ponerse de pie.

Emmet entonces tomó su lugar e intentó consolar a Emily quien estaba incontrolable.

En el hospital, en una sala muy fría los doctores luchaban contra el reloj para salvar la vida de Leo, había perdido mucha sangre y había entrado a un estado delicado. Lara en cambio estaba en observación, estaba incontrolable y por su estado no podían administrarle absolutamente nada o al menos los doctores no se quisieron arriesgar ya que podía tenía signos de que pronto daría a luz.

—Este bebé no puede nacer aún Rosa, debe y quiere esperar a su papá —comentó entre sollozos.

Rosa se había quedado para apoyarla, pero le resultaba complicado, ya que ella también estaba llena de dolor por tan solo pensar que Eleazar había muerto.

Las noticias hablaban sobre la carrera ilegal que había terminado con un fatal accidente en donde habían muerto varios hombres, no hablaban sobre las identidades, pero sí hacían referencia a que todo indicaba que se trataba de una guerra entre grupos delictivos relacionados con el narcotráfico.

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