Capítulo 27

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Había pasado tanto tiempo sin que hubiera tenido el placer de bañarse en un lugar tan limpio, y fino como lo era aquel baño. El Cristal era transparente y de desearlo, también podía hacer uso de la tina, pero suficiente tenía con lo que estaba sucediendo; así que por más que lo hubiera necesitado y deseado no podía relajarse tanto en un momento como ese.

Al salir del baño pudo percatarse de unas cuantas cremas corporales que había frente al tocador; eran de una marca que ya hace mucho tiempo no usaba. Justo las había dejado de usar en el momento que se fue a vivir sola, ya que eran de un costo más elevado del que ella podía pagar.

La ropa que Eleazar había dejado sobre la cama, eran de un gusto exquisito. Él siempre había tenido buen sentido de la moda y a Emily no le pareció en absoluto una mala combinación, al contrario. Pero no se sentía cómoda con ese atuendo, por lo que optó por unos jeans simples, acompañados de una playera y zapatillas. En otro tiempo su look lo hubiese utilizado únicamente para cuando debía lavar ropa, en ningún caso para estar en casa y mucho menos hubiese permitido que la vieran con esa vestimenta. Pero los tiempos eran otros, tanto, que incluso extrañó los zapatos que había estado usando antes.

En una sola cosa volvió a lo que era antes de Leo, y fue en la forma de cepillarse el cabello. Tenía mucho tiempo sin podérselo cuidar como lo hacía, por lo que aplicó todos los aceites que encontró, estaba deseosa por que siquiera su cabello volviera a tener brillo.

Al salir de su habitación se encontró con un pasillo desolado, y enorme. Estaba buscando a Eleazar por lo que comenzó a abrir las puertas de las habitaciones, hasta que dio con la parecía era la habitación de él. Era una habitación mucho más grande que la de ella, y muy bien decorada. Había cuadros finos y una que otra arma, cosa que la asustó de cierta forma.

Escuchó un ruido en el baño, y aunque deseó hablar y preguntar por Eleazar, prefirió quedarse callada e ir a indagar qué era lo que estaba sucediendo. En ningún momento lo hizo por curiosidad, si no que por desconfianza.

Entró al baño de golpe, únicamente para llevarse la sopresa de ver a un Eleazar en poca ropa, no estaba completamente desnudo. Pero si en ropa interior.

—Perdón, perdón —decía ella muy apenada.

Cubría su rostro con una mano, pero no tenía conciencia sobre qué hacer realmente, ya que seguía parada frente a la puerta. A Eleazar al momento le asustó el que hayan entrado de golpe al baño, pero al verla le dio risa, no le apenaba en lo absoluto que lo viera; la apenada era ella.

—Emily —sonrió—. No te preocupes, pero para que estés mejor creo que lo ideal sería que salgas, cierres la puerta y me esperes afuera. Prometo salir vestido —volvió a sonreír.

—Por supuesto —respondió al notar que seguía parada como boba—. Perdón nuevamente.

Eleazar sonrió a más no poder, y se dio prisa para vestirse e ir a hablar con Emily.

«Mi princesa, estás aquí mi princesa» pensó con una hermosa sonrisa.

Al salir del baño su sonrisa había desaparecido, él más que nadie sabía que aquella a la que él llamaba su princesa estaba con otro, por ello, lo último que iba a permitir es que Emily notara sobre sus sentimientos hacía ella.

—Nuevamente te pido disculpas, no quise entrar de esa forma

—Ya no tiene caso, olvídalo. Igual lo que viste, lo viste; y lo que no, no. No podemos borrar eso —dijo dejando su cara de serio atrás.

—Lo sé, pero aún así que pena contigo.

—Ahora hay que hablar sobre otras cosas más importantes.

Huracán ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora