Era claro que el panorama había cambiado. La habitación en la que dormiría Emily esa noche no era ni por mucho, lo que quizás imaginó. Ya había visto la de Leo, pero una cosa es que viera la de los demás, a que a ella le tocara dormir en un lugar como esos, y aún más tomarlo en cuenta como: su nuevo hogar.
—¿Todo bien? —preguntaba Lara.
Le entregaba un edredón.
—Sí, gracias.
—Al principio cuesta, pero luego verás que te adaptarás. Igual el colchón es muy cómodo.
—Seguramente.
—Descansa —sonrió Lara.
Se dio cuenta de la incomodidad de Emily, pero no quiso decir nada.
—¿Todo bien? —preguntó Leo.
—Sí, creo que se acostumbrará —respondió Lara.
—Eso espero.
—Verás que sí, es su primera noche aquí, está un poco confundida. Además, debe de vivir con la idea de que tuvo que salir de su casa por problemas con su hogar, que por decisión realmente de ella.
—Igual creo que mañana voy a comenzar a ponerla al tanto de todo. Y necesito que aprenda a manejar bien.
—Dale una semana, para que se acostumbre. Su vida era diferente a esta, dudo mucho que su cocina estuviera conformada por pedazos de parrillas, y mucho menos que su cama fuera un colchón, sobre un catre viejo.
—Tienes razón.
—Gracias Lara.
—No agradezcas, ella tiene algo que me agrada y estoy segura que a Layo también.
Leo fue a ver a Emily y en efecto se veía muy confundida. La ropa que le habían dado era clara que no iba para nada con su estilo, y se veía muy diferente.
—¡Por suerte no hay espejos! —exclamó.
—Te ves bien.
—¿Lo crees?
—Sí.
—Tengo una pregunta.
—¿Cuál?
—¿Aquí hay ratas? —preguntó con mucha desconfianza.
—No, es algo muy pobre, pero hemos cuidado esos aspectos. A Lara le aterran.
—A mí también.
—No te preocupes por eso entonces.
—Gracias.
—¿Por qué gracias?
—Por aceptarme como parte del grupo.
—A ti por aceptar venir acá.
—¿Y cuándo voy a aprender lo qué hacen?
—En una semana, quiero que te acoples a esta vida antes e cualquier otra cosa.
—Me parece bien.
—Bien, creo que es hora de dormir.
—Definitivamente.
Leo se marchó, luego de darle un beso de buenas noches. Para Emily era un cambio muy fuerte, su familia no era millonaria, pero al menos sabía que de haberse ido a casa de su padre, hubiera tenido una cama más cómoda que el colchón que allí tenía, y que las comodidades habrían sido más.
«Fuerza Emily, fuerza» pensaba.
—Aún no comprendo como es que dejas que se quede aquí —reclamaba Barbara.
ESTÁS LEYENDO
Huracán ✔️
ActionEmily Preston es una joven con muchos sueños; lucha para poder lograrlos día con día, para ello todas sus actividades se rigen por lo escrito en su calendario, el cual le indica desde sus compromisos hasta el atuendo que deberá usar en el día. Su m...