Eleazar apenas lograba creer lo que había pasado, Emily al fin estaba con él. Entendía que el matrimonio no era precisamente un matrimonio, si no que la manera de conocerse, y revivir la llama apagada le emocionaba. Su sonrisa era de oreja a oreja, pensaba en todos los momentos en los que deseó sucediera lo que estaba sucediendo y en ese instante simplemente todo estaba pasando.
No podía evitar preocuparse por lo demás, y sobre los problemas que vendrían cuando notaran que estaba de vuelta en circulación y que él había ayudado a Mouro con un poco de mercancía. Aún así la sonrisa que mantenía no la podía evitar, no podía no emocionarse y sentirse feliz por lo que acontecía.
«Mi princesa» pensaba, y se guía sonriendo.
Planearon con Emily no desayunar en casa por la hora, por lo que cuando ella estuvo lista salieron directo a casa de Dani. Era la primera vez que salía Emily, por lo mismo no conocía sobre toda la seguridad que había dentro del pueblo, y la misma que ellos tenían que llevar; pero en ese momento poco le importaba, ella también compartía la misma felicidad que Eleazar.
—Todos se nos quedan viendo —decía ella, algo sonrojada.
—Creo que les da sorpresa que nos hayamos reconciliado. Solamente Darío sabe la verdad, los demás solamente saben lo que necesitan saber.
—Me gusta como te ves con esa ropa.
Él usaba un traje sastre, con corbata y zapatos muy bien lustrados. Su cabellera estaba muy bien recortada, por lo que todo se veía impecable, su barba estaba muy bien recortada y sus ojos rasgados más su sonrisa le daban un toque impresionante de un galán.
Ella por su parte había vuelto a sus atuendos de siempre; llevaba un vestido celeste a la rodilla, zapatillas cerradas punta aguja color beige y un bolso discreto del mismo color que los zapatos.
Durante el viaje ninguno evitaba sonreír era como si todo se hubiera volcado del lado de la felicidad.
Cuando llegaron a casa de Dani era claro que el tiempo ya había pasado, el bebé ya no era un recién nacido, si no que un precioso bebé de unos cuantos meses de edad, que lo hacían ser muy travieso.
—¡Qué sorpresa verte! —saludaba Matt.
También estaba allí y se quedó en shock al ver a Emily, era algo que poco esperaba y más le sorprendía verla con Eleazar, a quien le temía.
—Creo que la sorpresa es mía —respondió ella.
Para ella era incomodo todo aquello, en teoría la última vez que lo había visto fue en el momento que la suspendió, de allí poco sabía sobre él y poco le interesaba saberlo. Muchas compañeras de la oficina también estaban allí, pero el ver a Eleazar a su lado le hacía sentirse más segura de lo que se sentía normalmente.
—¡Hermanita! —gritaba Emmet muy feliz.
Como cosa extraña ver a su hermana le causaba gran regocijo, tampoco se limitó saludar a Eleazar; en cambio fue a él al que le pareció demasiado exagerado su saludo.
—Así que están juntos —agregó.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó Eleazar.
—Mouro —respondió bajando la cabeza.
—¿Siguen trabajando con él?
—Ya no, nos fuimos, no nos queda de otra. Lo bueno es que seguimos teniendo acceso a su información y creo que eso es importante.
—No deberías hablar de temas complicados hoy —decía don Emilio acercándose—. Cariño —saludó a su hija.
—¿Y la mujer? —preguntó Em, no podía evitar pensar en la mujer por la que había abandonado a su esposa.
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Huracán ✔️
ActionEmily Preston es una joven con muchos sueños; lucha para poder lograrlos día con día, para ello todas sus actividades se rigen por lo escrito en su calendario, el cual le indica desde sus compromisos hasta el atuendo que deberá usar en el día. Su m...