Capítulo 48

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—A cualquiera me imaginé encontrar aquí, excepto a ti —decía Mouro merodeando por el lugar.

Barbara estaba menos golpeada por lo que lograba levantar la cabeza, aunque con cierta dificultad.

—Muchos años pasé invirtiendo tiempo, dinero y hombres como para que estuvieran tan cerca —golpeó con fuerza al hombre—, ¿Qué se siente no haber logrado el objetivo? —preguntó sujetando al tipo del pelo.

Estaba completamente ensangrentado, había recibido una buena paliza, de la que era difícil que se fuera a recuperar.

***

Y cómo parte de la vida, a muchos kilómetros de allí. En la hacienda en la que se habían alojado; tanto Lara, como Emily se preguntaban una y otra vez qué era lo que había sucedido con Layo, Eleazar y don Flavio. El tiempo seguía pasando poco a poco, la recuperación con Leo cada vez era mejor, y no solamente física, si no que también mental.

El que su papá y su hermano ya no estuvieran allí le hacían darse cuenta más que nunca que debía ser lo doble o triple de fuerte de lo que había hasta ese entonces.

—Cada vez te veo mejor —decía Mariza.

Era la única que lo ayudaba, y a la que dejaba que lo ayudara.

—Sabes que es gracias a ti —sonrió.

—¡Claro que no!

—No es modesta, eres la única que ha estado aquí.

—Emily también lo ha intentado.

—Porque su esposo murió, pero no, ella ya no es la misma. No queda nada de la Emily que conocí.

Mariza agachó un poco su mirada.

El que Eleazar estuviera muerto aún le dolía, habían pasado solamente tres meses.

—Lo siento no quise...

—No te preocupes, ¿Vas a ir a hablar con Lizardo?

—Sí, hemos estado atrasando el viaje por mi culpa y creo que ahora más que nunca debemos de hacerlo.

—¿Cuándo nos iríamos? —preguntó ella.

No estaba muy segura de querer ir con ellos.

—Máximo en dos días, yo estoy completamente recuperado, así que...

—Eso no es cierto, aún estás débil.

—Hay heridas más fuertes en este lugar que necesitan recuperarse, por eso es buena idea salir de una vez por todas.

El tiempo había sido suficiente para que la relación de Maya y Tony se concretara, cada cosa parecía estar tomando forma, y al mismo tiempo estar de cabeza. El bebé de Lara cada vez estaba más grande, y la ausencia de Layo y Eleazar, aunque se notaba perfectamente comenzaba a sentirse menos dura.

—Te levantaste —decía Emily acercándose a Leo recién lo vio afuera.

Era la primera vez que lo veía tan completo. Había vuelto a su bombón rojo.

—No lo había notado —respondió con indiferencia.

—Leonardo por favor, llevas buen tiempo tratándome así.

—¿Y cómo quieres que te trate?

—No lo sé, como compañeros puede ser.

—¡Qué irónico! —sonrió—. Tengo muchas cosas que hacer Emily, no tengo tiempo de andar con explicaciones absurdas.

Huracán ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora