Capítulo 38

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El tiempo fue pasando poco a poco, Emily había comenzado a ayudar de lleno a Eleazar con temas respecto a Mouro. Maya había comenzado a demostrar que en efecto estaba de su lado por lo que comenzaron a permitirle que los apoyara, eso, sin dejar de vigilarla, no podían confiar del todo en ella; y si bien, en realidad los estaba apoyando. El mes que llevaba en contacto directo con Eleazar había bastado para que se interesara en él.

Darío no había logrado dar con los responsables del tiroteo, por lo que Lizardo y Eleazar ya no tenían dudas de que no había sido Mouro, si no que el cartel de Gavilán, pero no podían hacer más que prepararse. Eleazar le ocultó la verdadera razón del por qué últimamente había resultado tanto movimiento, disfrazando todo con la excusa de que tenían que estar preparados con Mouro.

Para los Burgo las cosas tampoco habían estado fácil. El estado de Lara y Barbara complicaba las cosas, y al ya no estar Brayan el respaldo ya no era el mismo.

Eladio era el que había estado jugándosela saliendo de la selva por medicamentos y cosas indispensables. No se habían podido hacer de un campamento decente, ya que tenían que estarse moviendo constantemente por diferentes situaciones tales como: inmigrantes recorriendo la zona, y grupos del narcotráfico quienes por suerte nunca los habían notado.

Por lo que sus autos resultaban su mejor habitación, sala y comedor. Los conocimientos en mecánica y demás era lo que los mantenía a flote.

—¡Bingo! —exclamaba Tony con emoción.

—¿Qué pasó? —preguntó Leo.

Layo había salido por más provisiones.

—No logré contactar con pájaro, pero sí con los abogados Preston —sonrió.

—¿Emily?

—No pienses en eso, si no que si son de confiar le van a hacer llegar el mensaje ahora mismo.

—¿Quién te habló?

—Al parecer el papá.

—Y ¿Qué te dijo?

—Que hoy en la tarde me tenía respuestas.

—¿Crees que sea de fiar?

—Es la única opción Leo, mira a Lara, a Barbara o a tú hermano. Es la primera vez que lo veo preocupado. Ya perdimos a Neco y a Brayan sin poder hacerle cristiana sepultura, no creo que queramos perder a alguien más.

—No, claro que no.

—Y prepárate mentalmente porque va a llegar el día en el que vuelvas a estar frente a frente con ella. Y tendrás que olvidarte de todo porque como siempre, habrá cosas más importantes que un tórrido romance.

Leo hubiera deseado responder algo para dejar en claro que ya no estaba interesado, pero la llegada de Eladio impidió que la conversación se extendiera; no tenía noticias para nada favorables, ya que no había logrado encontrar muchas provisiones. Fuera de que también estaba intentado investigar sobre la muerte de Brayan y las noticias no daban mayor información sobre la mujer que era la principal sospechosa sobre el asesinato.

—¿Te ayudo? ­—preguntaba Barbara.

Lara intentaba vestirse. Nno se la estaba pasando bien. La muerte de Brayan también le había afectado, como el verse en medio de la selva sin saber cuál sería el futuro de su bebé. Eso le aterraba enormemente.

—Gracias —respondió, por lo que Barbara le ayudó a ponerse un suéter.

No tenían mucha ropa por lo que todo se veía viejo y roto.

—Creo que nunca pensé que íbamos a estar así, ni siquiera cuando todo empezó, siempre tuvimos un hogar —lloró.

—No deberías preocuparte, Eladio se va a encargar de que todo se solucione, él te ama mucho, a ti y a su bebé —respondió.

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