Capítulo 16 (Alesh)

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Corremos por los pasillos de hormigón de la prisión, con celdas a cada lado, todas abiertas o destrozadas.

Jennifer tira de mi mano, haciéndome correr, pero he perdido tanta sangre que el mareo no me permite casi ni caminar.

- ¿Que ha pasado? - Le pregunto cuando giramos a la derecha y llegamos a una sala grande, lo que parece ser la sala de ocio de los prisioneros.

- Murkov ha muerto, los soldados se volvieron contra el. Después vinieron a liberar a todos los prisioneros y a por las personas que se encargaban de torturarles, que eran los que estaban a favor de Murkov.- Entramos en otro pasillo igual que el anterior y me arrastra por el.

-¿Murkov? - Le pregunto.

- El sargento. - Me contesta.

¿Torturar a los prisioneros?

-¿No era esto un punto seguro para los supervivientes? - Intento caminar lo mas rápido que puedo, pero sólo consigo trotar.

- No.-

- ¿Entonces? ¿Que es? - Pasamos una puerta que deja ver los lavabos y llegamos al comedor, una sala enorme con una barra donde se expone la comida y varias mesas con bancos alargados.

- Un centro de tortura.- Pasamos al otro lado del comedor y cruzamos la puerta. Llegamos al exterior del edificio, donde suenan disparos por todas partes.

-¿Un centro de tortura? - No entiendo nada.

- Murkov era mi Tio. - Me guía hacia la derecha.

Empiezo a sentirme mucho peor, dado a la sangre que ne cae por el muñón.

Intento comprender la situación, pero nada tiene sentido. ¿Murkov era el Tio de Jennifer? ¿Era entonces, el hermano del Doctor Clark? En este caso, lo que no entiendo, es por qué me mandó aquí, a la prisión.

- ¡Cuidado! - Grita después de sonar un disparo. Me empuja a un lado y nos quedamos tumbados en el suelo. Al momento cae boca abajo un cuerpo, justo donde instantes antes estábamos. Ha caído de cabeza, haciendo que ésta quede destrozada en el suelo.

- Por los pelos... - Susurra Jennifer.

Se levanta y me ayuda a mi. Me vuelve a agarrar la mano.

- Vamos. - Empieza a caminar hacia la salida, que esta hacia la izquierda, a unos cien metros.

Pasamos por entre algunos cadáveres, esquivamos varias balas que pasan cerca de nosotros y salimos por la puerta.

Los soldados están subidos a escaleras, apoyados en los muros y disparando hacia el techo de las prisión.

-¡Jennifer! ¡Necesitamos máscaras!- Le digo preocupado.

Se acerca a uno de los cadáveres tumbado en el suelo. Tiene el cuerpo lleno de sangre, agujeros de bala y su postura es extraña. Le quita la máscara y me la tiende.

- Póntela, rápido. - Me dice.

- ¿Y tu? - Le contesto.

- No me hace falta, vamos. - Sale corriendo hacia una pequeña concentración de soldados. Yo me dirijo a ellos, despacio, mareado. Noto como mi cuerpo se hace cada vez mas pesado y mis párpados se van cerrando poco a poco.

Hasta quedar completamente rodeado de oscuridad.

La plaga ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora