*Al fin, un capítulo. ¡El vago de mierda ha subido un capítulo! *
—Joder —digo con un fuerte dolor de cabeza.
Intento llevarme las manos a la parte trasera de la cabeza, pero las noto atadas entre ellas. Mierda.
Abro los ojos de par en par y distingo a varios soldados observándome.
¿Qué ha pasado?
Inspecciono la habitación con la mirada; es la misma en la que estábamos. Detrás de los soldados distingo el colchón tirado en el suelo, manchado de sangre.
¿Por qué hay sangre? Alomejor es de la chica, pero veo su cuerpo y ha caído lo suficientemente lejos como para no manchar.
Intento ver algo mas por entre las piernas de los soldados.
—¿Qué coño queréis? —les grito desde el suelo, intentando liberarme de las cuerdas.
Los hombres se quedan inmóviles, sin hacer nada. Sólo se limitan a mirarme con las caras ocultas tras sus máscaras.
—Joder, macho... —escucho una voz en alguna parte de la oscura habitación— Menudo dolor de cabeza.
Los soldados se sorprenden y giran la cabeza hacia la voz.
—Quietitas ahí, guarras. Ya he sufrido bastante con mi antiguo sargento como para ser vuestro sucio preso de guerra.
Sam tiene los cristales de la máscara rotos y se la quita. La tira al suelo y ordena a uno de los soldados a entregarle la suya.
—Así que ejército francés ¿Verdad? Supongo que no me entenderéis —dice observando unos grabados en la máscara.
Los soldados se miran entre ellos, extrañados.
—Jennifer,ven aquí —me ordena apuntando con el arma a los soldados.
No me había fijado en el arma, pero es una de las que llevábamos nosotros. Una pequeña ametralladora con silenciador.
Yo me arrastro hacia Sam. El me desata las dos manos apuntando todo el rato a los soldados.
—¿De dónde has sacado el arma? Las perdimos en el orfanato —le pregunto mientras me desata.
—No iba a despegarme de ella en ningún momento, sería un suicidio.
Termina de liberarme y me levanto.
—Larguémonos —me coge del brazo y tira de mi hacia las escaleras.
Antes de comenzar a bajarlas, giro la cabeza hacia el colchón. Veo a la niña; inmóvil, suspendida. Del estómago le brotan hilillos de sangre por varios agujeros de bala.
Sam cierra la puerta y corremos a la salida. La luna sigue igual de brillante, alzándose al margen de todos los problemas del mundo.
Giramos rápidamente por una calle que da a una avenida. Sam y yo corremos por la acera, bajo las sombras de los edificios. La calle está tan sólo alumbrada por la tenue luz plateaba. Sin ninguna luz eléctrica. Apagada. Una ciudad apagada.
Llegamos al final de la avenida y vemos un enorme paseo de césped. En el centro mismo, un enorme canal de agua cristalina reposa majestuosamente.
—Mira dónde estamos... —me dice Sam, señalando una enorme torre.
La reconozco, es un monumento muy conocido de París, y aunque nunca haya venido, está en muchos libros.
La torre Eiffel, mas hermosa y grandiosa de lo que un libro, lienzo o fotografía pueda describir. El reflejo de la enorme torre se distingue en el agua, junto con el de la brillante luna.
Noto una pequeña exaltación en mi pecho; el corazón de me acelera. Este lugar era al que tenía pensado venir con Alesh, porque me parecía que sería sensato habernos alejado de la ciudad e ir a un lugar mas seguro.
—Anda, mira quién está aquí —suena una voz masculina y grave tras nosotros— la espía y un soldaducho.
Nos giramos instintivamente y vemos a cuatro hombres. Todos tienen vestimenta de pacientes de hospital, manchados de un líquido negrecino alrededor del cuello.
Todos están calvos, con los brazos marcados de trabajados músculos.
Los reconozco. Se quienes son.
"—Claro que sabes quienes son, idiota"
"—¡Déjame en paz!"Joder, maldita voz de mierda. ¿Que coño quiere de mi?
Delante de mi tengo a los portadores, a los que vi cómo se les regeneraba la cabeza estallada por el fusil de Alesh. Algunos tardaron mas que otros, pero todos desprendían esa pequeña humadera negra mientras el líquido negro se expandía y daba forma a otra cabeza.
Estuve siguiéndoles un par de días, pero después desaparecieron y ya no pude saber mas de ellos. Supe, pues, que las personas que los rusos tenían encerradas en sus tiendas no eran ellos, si no infectados normales que estaban en proceso de descomposición acelerada.
—Tenemos un regalito para ti, querida —dice uno de ellos.
Otros dos empujan a un chico desnudo que estaba oculto tras ellos. Después, a un hombre algo mas anciano con una bata blanca manchada de sangre. Ambos se levantan del suelo, con las manos atadas con cadenas gruesas y pinchos clavados en sus muñecas.
Noto como si me dieran un puñetazo en el corazón.
— Alesh... Papá...
Noto una lágrima fría y húmeda que me cae por la mejilla.
¿Qué demonios es todo esto?
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La plaga ©
Horror¿Que pasaría si una enorme plaga recorriera el planeta causando muerte por todas partes?¿Una plaga peor que la peste negra, pero con mucha más intensidad aún?¿Que secretos se guardan en el principal foco de la enfermedad?¿Como detenerla? Sigue el ca...