Nerviosa, comienzo a mover los dedos y a chocarlos contra los rodillas. Noto por el rabillo del ojo cómo se va acercando lentamente hacia mi. Sus labios se aproximan, su respiración me empieza a poner nerviosa y, cuando intento levantarme, ya es tarde.
Sam acerca sus labios a mi oreja, y ante mi sorpresa, me susurra algo.
—Boom —. dice con un tono burlón.
Me rodea la cintura con los brazos, de incorpora y corre hacia la ventana de cristal de la habitación. Salimos disparados por ella y, ante mis ojos, veo como el orfanato empieza a escupir fuego por las ventanas y puertas después de un enorme estruendo. Las paredes del edificio se agrietan, inflando la estructura, y caen hechas escombros.
Sam y yo caemos entre las ramas de un árbol. Las finas hojas me rozan el cuerpo y las ramitas me golpean causando algunos cortes en el traje. Chocamos contra una rama más gorda, que me golpea en la cadera y me crea un enorme dolor. Caemos de espaldas contra el césped, y una nube de polvo nos envuelve quitándonos la visibilidad. Me apreto la zona de la cadera en la que me he golpeado y cierro los ojos para que no me entre polvo en los ojos.
—¿Estás bien? —escucho preguntar a Sam.
Me incorporo lentamente y me sacudo el polvo de la ropa.
—Si, estoy bien —. le contesto—. Pero ¿Qué demonios ha sido eso?
La nube de polvo comienza a disiparse y Sam se vuelve visible. Me hace un gesto con la mano para que me acerque a el y, entre quejidos, me acerco lentamente.
El orfanato esta caído completamente. Por el suelo están desperdigados los escombros que formaban la estructura y las vigas que la sujetaban. Entre los montones de pedruscos, se encuentran los objetos de las habitaciones; colchones, armarios destrozados, ropa de niño, libros, juguetes...
Sam hace otro gesto con la mano y señala una parte de los escombros que está completamente roja.
—¿Que cojones...?
—Vamos.
Sam sale de debajo del árbol y camina hacia el punto rojo. Yo le sigo lo mas rápido que puedo, pero la cadera me lo impide.
Sam llega a la zona, es es una especie de charco rojo, como si hubiera caído un globo gigante de agua. Veo cómo, poco después de llegar, cae de rodillas al suelo y empieza a vomitar. Intento correr para ayudarle, pero la cadera me crea un dolor insoportable.
Al fin llego junto a el. El olor es infernal, como una mezcla de metano, amoniaco y carne podrida. Por el suelo, entre los escombros, hay desperdigados algunos brazos, piernas y cabezas pequeñas. Encima del revoltijo de torsos, sangre, intestinos y piedrecitas, hay una enorme viga de madera marrón y, tirada en el suelo, la puerta de entrada.
Me tapo la nariz y aparto la vista, me acerco a Sam de lado y le agarro del traje. Sus ojos no hacen mas que mirar los pequeños cuerpos destrozados mientras el vómito le cae por la boca lentamente.
Medio cojeando por el ya un poco menos doloroso golpe en la cadera, consigo apoyarlo en el árbol mas cercano y agacharme frente a el. Le doy unas cuántas bofetadas y empieza a reaccionar.
—¿Sam? —le grito a la oreja.
—Sam, venga, tenemos que irnos.
Se queda quieto, observándome durante un rato. Al final agita la cabeza y se limpia el vómito con la manga del traje.
—Estiy bien... —dice mientrasse levanta.
—Bueno, pues explícame que cojones ha pasado.
Justo en el momento en el que Sam va a hablar, suena un enorme estruendo encina de nosotros y, al mirar al cielo, distinguimos una formación de 3 cazas pasando a toda velocidad cerca del suelo.
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La plaga ©
Horror¿Que pasaría si una enorme plaga recorriera el planeta causando muerte por todas partes?¿Una plaga peor que la peste negra, pero con mucha más intensidad aún?¿Que secretos se guardan en el principal foco de la enfermedad?¿Como detenerla? Sigue el ca...