Sam se quita la máscara y vomita en el suelo, apoyándose en el marco de la puerta.
—¡JODER! —grito y me apoyo en el marco.
Empiezo a notar cómo lo poco que he comido mezclado con la bilis sube por lo garganta, mientras yo hago lo posible por no expulsarlo.
El olor a putrefacto me invade, dejándome casi sin respiración. La imagen de la pila de cuerpos no sale de mi cabeza y me provoca una sensación repugnante.
Los diminutos cuerpos, apilados y formando una pequeña montaña. Inmóviles y expulsando la sangre que les queda a través del corte cuello y de las demás heridas del cuerpo.
El suelo de madera se mezcla con el líquido carmesí, haciendo una mezcla tenebrosa de colores. Por las paredes, varios símbolos dibujados con sangre rodean los pequeños cadáveres.
Me incorporo y aparto la vista. Me acerco a San intentando respirar lo menos posible y le ayudo a levantarse. Está en Shock.
—Vamos,levántate. —le digo, sujetándole por el brazo—. Vámonos de aquí.
Le arrastro hacia afuera y lo tumbo en el césped. Él se sienta y se abraza las rodillas.
—Voy a averiguar qué ha pasado ahí dentro, espérame aquí e intenta no mojarte mucho.
Voy a la entrada y me limpio las gotas de lluvia del cristal de la máscara. Espero que no siga aquí lo que le ha echo esto a los niños.
Cierro el portón de entrada.
Si sigue aquí, no permitiré que salga.
Bordeo la pila, sin respirar ya que el olor se cuela por la máscara, y paso a la sala paralela, separada de la entrada por unos pilares.
Es una sala grande, con sofás de piel oscura y mesas por todas partes. Al fondo, la pared se encuentra forrada por varias estanterías llenas de libros.
Pequeños papeles alargadas están pegados por todas partes; por los sofás, por las mesas, por las estanterías, por las paredes, por el techo... Todos con palabras escritas con sangre.
Me agacho y leo los que tengo bajo mis pies.
Son letras extrañas, no las entiendo. Puede que sea otro idioma, pero no reconozco cual.
Levanto la vista y veo una puerta blanca de la que no me percaté.
El suelo, las paredes y el techo que rodean el marco de ésta estan manchados de sangre corrida, como si algo hubiera explotado justoen la puertay toda la sangre se hubiera exparcido por las proximidades. Lo extraño de la imagen es que, siendo la puerta blanca completamente, no hay ni una sola mancha en ella; está completamente intacta.
Me incorporo y me dirijo a la pared en la que está, caminando encima de los papeles y esquivando las mesas y los sofás. Llego y me fijo en la sangre; está moviéndose lentamente, esparciéndose por el suelo. Al acercarme a la pared copruebo que pasa lo mismo con ella y también con el techo. Es como cuando pones una tira de papel higiénico en agua, que va trepando lentamente hasta que el papel queda completamente empapado.
—¿Qué coño es esto? —me pregunto en voz alta.
El corazón se me acelera. Noto como la sangre fluye a más velocidad por mis arterias y venas. Me pongo nerviosa y temblorosa al posar la mano sobre el pomo. No se que demonios hay detrás de ésta puerta, pero seguro que no es nada bueno.
Giro la mano.
Empujo la puerta.
—Pasa cariño. Dime ¿Dónde te has echo daño? —una cautivadora voz de mujer me habla desde dentro de la sala—. No tengas miedo, entra.
Abro la puerta completamente y observo cuidadosa. La escena me hace instintivamente agarrar el arma y apuntar a la mujer, que está de espaldas a mi. Ella levanta el brazo y distingo un cuchillo de carnicero ensangrentado. Lo vuelve a bajar con gran fuerza y su bata blanca se mancha más aún de rojo con la sangre salpicada.
Los ojos de la niña tumbada delande de la mujer están apagados y sin vida. La melena negra le cae por los bordes de la camilla y por la boca, un pequeño hilillo de sangre brota y mancha su mejilla.
—¡¡¡¿Q-q-qué c-c-coño hac-c-ces?!!! —casi no puedo hablar del terror que me invade en este instante.
—¿Que qué hago? Pues nada, ayudando a esta chiquilla que decia que le dolia todo el cuerpo. Los niños son muy frágiles ¿No crees? Bueno chica, dime ¿Cómo has llegado aquí?Está claro que no eres de este orfanato. —me dice con tono tranquilo.
Todo el cuerpo me tiembla, las rodillas chocan entre si y mi dedo rodeando el gatillo vacila intentando apretarlo.
—¿Por qué estás tan callada? —su voz suena más tranquila aún mientras se gira y muestra su sonrisa macabra y su bata manchadas de sangre.
La niña no tiene cuerpo de pecho para abajo, ya que está troceado y chorreando sangre un poco más abajo. Por instinto me llevo la mano a la cara para intentar no vomitar, y el arma se me cae al suelo. Pero al darme cuenta de que tengo la máscara me arrepiento de la acción y me aguanto el vómito como puedo.
De un momento a otro, la mujer está delante mía, bajando a toda velocidad el cuchillo y clavándomelo en el hombro.
—Voy a terminar con tu dolor ¿Vale, cariño?
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La plaga ©
Horror¿Que pasaría si una enorme plaga recorriera el planeta causando muerte por todas partes?¿Una plaga peor que la peste negra, pero con mucha más intensidad aún?¿Que secretos se guardan en el principal foco de la enfermedad?¿Como detenerla? Sigue el ca...