Capítulo 20.

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"LIBÉRAME"

La voz demoníaca retumba en mi cabeza, junto con los gruñidos de los lobos o perros salvajes, no tengo ni idea de lo que son.

"LIBÉRAME, SÓLO YO PUEDO SACARTE DE ESTA"

—¿Quién eres? —pregunto para mis adentros, intentando contactar con esa voz demoníaca—.

"LIBÉRAME"

— ¿¡Qué haces en mi cabeza!?

"LIBÉRAME"

—¡¡¡DÉJAME EN PAZ!!!

Noto cómo la sangre comienza a fruir con más velocidad por mis venas y artérias. Un odio intenso me invade ya apreto los puños.

Las criaturas empiezan a gruñir con más fuerza y, sorprendiéndolas, salgo de la tienda a toda velocidad sacando de mi bota el cuchillo de caza. Me acerco a los lobos y ellos se avanlanzan hacia mí. Son 4.

Clavo el cuchillo con fuerza en el cuello del primero, salpicando mi mano de sangre.

No hay el mínimo rastro de dolor en el animal.

Su mirada cambia, haciendo un mueca extraña con la cara. Muestra sus colmillos y de la oscura garganta, sale una lengua alargada y puntiaduga que se enrolla en mi muñeca y empieza a apretar.

Intento soltarme de la lengua, pero la fuerza que ejerce y lo áspera que es me lo impide.

Los otros 3 lobos se tiran hacia mí e intentan morderme.

Antes de que uno me desgarre un trozo de carne, su cabeza estalla manchándome de sangre y sorprendiendo a los demás.

Todos me sueltan y van a por Sam, que empieza a dispararles y, cuando su cargador se termina, tan solo queda uno en pié. El lobo se tira encima de Sam, que suelta un grito y forcejea con él para que no le muerda la máscara. Yo me acerco con cuidado al lobo y le clavo el cuchillo entre los ojos haciendo que caiga como un peso muerto de lado y deje en paz a Sam.

"¿NO TE HA VASTADO MI ODIO PARA TERMINAR CON ELLOS?

—¿QUE QUIERES DE MI?

"TAN SÓLO QUE ME LIBERES"

—¿Te encuentras bien? Estás pálida. 

Si, estoy bien. Recojamos las tiendas antes de que vengas más lobos. 

—De acuerdo.

Sam se puso a desmontar su tienda mientras yo desmontaba la mía y vigilaba por todas partes; sentia que nos estaban observando.

Cuando por fin las tiendas estuvieron desmontadas, nos pusimos las mochilas a la espalda y empezamos a caminar por el bosque con los fusiles en mano.

—¿Por qué demonios se han acercado los lobos? El fuego todavía estaba encendido y debería de haberlos espantado. —dice después de un rato Sam

—No tengo ni idea, pero esos lobos eran distintos.

—¿Distintos?

—Si. Tenían la lengua y los ojos diferentes, además de que su mirada parecía de desprecio y un tanto macabra.

—¿Macabra...?

—Si, era muy extraño.

La conversación se termina ahí y seguimos caminando en silencio.

Empieza a amanecer y vamos mas o menos por la mitad del bosque, así que en unas 12 horas ya habremos salido de entre los árboles.

Cuando llevamos unas cuántas horas caminando, encontramos un enorme edificio junto con un camino de tierra que se pierde entre las espesura.

—¿Que es esto? —pregunta Sam al ver la edificación.

—Parece una escuela. Mira, tiene una cancha de baloncesto. —señalo la cancha y San fija la vista en ella.

—¿Que demonios hace aquí? Esto está perdido en el bosque, no creo que fuera una escuela pública.

—Entonces puede que sea un orfanato o un internado.

Entonces, empiezan a caer unas finas gotas de agua.

—Mierda, está empezando a llover. Vamos a refugiarnos, no haremos nada con el traje encharcado.

Acepto la proposición de Sam y vamos hacia la escuela.

La puerta de madera está desgastada y entreabierta, las paredes llenas fe musgo y los cristales de las ventanas están rotos.

—Parece que está abandonado —dice Sam—, entremos.

Abrimos las puertas con cuidado y, en el recibidor, los cadáveres de muchos niños y adolescentes están apilados en un montón creando un charco de sangre en el suelo.

La plaga ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora