Existían promesas imposibles de cumplir.
Cada día se levantaba y se decía a ella misma: no te ha enviado ningún mensaje.
Y aún así encendía el móvil con esperanza. Día tras día, hostia tras hostia, dolor tras dolor. Parecía no cesar nunca.
Sus conocidos, sus amigos, incluso su familia más cerca repetía lo mismo día tras día: se pasará. Pero Alguien no les podía creer ya que lo único que pasaba era el tiempo.
¿Cuántos meses eran necesarios para superar a esa persona que marcó un antes y un después en su vida? ¿Cuántos años?
Alguien sentía que no era ella misma si él no estaba en su vida, por muy estúpido que sonara; ella solo era ella a su lado, y no era justo.
No era justo.
No era justo que hubieran millones de parejas alrededor del mundo. No era justo que personas que no deberían estar juntas; lo estuvieran, y en cambio personas que deberían estar juntas; no lo estuvieran.
No era justo que existieran parejas con cuernos, con kilómetros de distancia entre ellos, con un millón de problemas imposibles de resolver y que estuvieran juntos, y ellos, que lo tenían todo, que no les hacía falta nada; no lo estuvieran.
No era justo que Alguien se sintiera la persona más reemplazable del universo, no era justo que se sintiera como una puta broma, un puto cotilleo del que todos hablaban.
Y tampoco fue justo algunas acciones de Todo. No las fueron, no fue justo que le pidiera que no le explicara a nadie que le echaba de menos, que le quería, no era justo que le explicara lo que le había suplicado que no explicara.
Pero existían tantas cosas injustas en el mundo, tantas cosas imposibles de solucionar.
Tal vez Alguien debería dejar de intentarlo, tal vez Alguien debería empezar a vivir por ella, no por alguien, no por algo.
Por la única persona que estaría durante toda su vida; ella.
Pero Todo:
«Sí, te ves más feliz, lo haces. »
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Historia que técnicamente no es una historia pero que podría serlo
PoesíaAlguien que está perdida en Todo.