si me lees

187 30 4
                                    

Alguien y el desamor

Te echo mucho de menos.

Sea de día, de noche, atardeciendo o viendo el amanecer.

Te echo tanto de menos que estoy agotada,
exhausta,
pero no puedo evitarlo
y cuando hago;
cuando lo evito,
sigues viniendo a mi mente.

Siempre me ha dado mucho miedo; expresar lo que siento,
no tener la aceptación de las personas,
el como van a reaccionar,
el como va a cambiar mi relación con ellas si me conocen,
si me presento tal y como soy,
pero contigo no.

Me gusta escribirte porque cuando no puedo más y tengo ganas de llorar, esto,
esto que parece tan insignificante,
me hace sentirme un poco menos vacía,
un poco menos triste.
Y aunque termine vomitando un par de mariposas muertas que seguían revoloteando por mi estómago,
me reconforta el hecho de pensar que tal vez hay alguien en la otra punta del mundo sintiéndose un poco mejor al leerme,
o al menos un poco menos solo,
o sola.

Me gusta escribirte porque
aunque no quiera admitirlo
me gusta pensar que me lees,
no siempre,
pero si alguna noche cuando estás solo con tus pensamientos y no existe droga suficiente para evitar pensar en mí,
en nosotros.

También me pone triste,
pensar que me has leído en algún momento y no lo sé.

Tengo que confesarte que me encantaba leerte.

Mi pasatiempo favorito;
tu pecho y palabras flotando.

Todo se sentía en una nube.

Yo te decía que me daba vergüenza, que no quería, que escribía muy mal y que ibas a pensar mal de mí (porque aceptémoslo, mis historias no son demasiado normales).

Siempre me acababas convenciendo,
y me encantaba.

Lo que más me gustaba de tí era que sabías perfectamente lo que quería,
lo que sentía y lo que necesitaba.

La única persona en el puto mundo que insistía un poco más en que le explicara esto o lo otro. Y era justo lo que necesitaba que hicieras, que insistieras, porque nadie lo había hecho antes, ni ahora, ni nunca.

A mí me cuesta mucho hacer, decir las cosas si no me insisten, ya lo sabes.

Me duele tanto tener la mente lúcida que no puedo seguir escribiendo.
Así que lo voy a dejar para otro rato, cuando me sienta lo suficiente vacía como para atracarme de palabras y terminar vomitándolas en la primera hoja en blanco que pille.

Solo quiero decirte que si me lees, no se lo digas a nadie, porque me siento ridícula cada vez que pienso en como me debo de ver a través de tus ojos.

Historia que técnicamente no es una historia pero que podría serlo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora