Yo te haré olvidar, Amber.

Capitulo 25

CAPITULO 25

UNA NOCHE LLENA DE SORPRESAS.

Mi madre prepara la cena de acción de gracias, sorprendentemente Stella le ayuda. Es la primera vez que mamá prepara algo de lo típico de este día. Por lo regular somos más de la festividad de navidad. Aun así, promete ser una cena bastante deliciosa, y lo mejor rodeada de todos mis seres queridos.

A mi me ha tocado ser la encargada del vino, y el postre. Así que en estos momentos me encuentro dirigiéndome hacia un supermercado, junto con Damián, Como es típico de mi hermano, este lleva la música de Drake a un volumen bastante alto, no me quejo, me gusta. Vamos tarareando y haciendo algunas poses locas, tanto que estoy usando mi celular como micrófono. No se cuantas personas nos miran cuando nos detenemos en los semáforos, pero realmente no nos importa, por que la canción amerita eso y más.

—Tengo que decirte algo, Amber. —Damián, baja el volumen de la siguiente canción.

No sé por qué, pero cuando dicen esas palabras, pienso lo peor, quiero decir, Alejandro con la noticia de Dom, con la noticia de Sarah, de la señora Smith. O la vez que Thomas me declaro sus sentimientos y salió con un gran golpe por culpa de Ayden. ¿Qué sigue?

—Parece muy importante. —Digo. Trato de alivianar la poca tensión que se cargo en el ambiente. El semáforo se pone en rojo. Resoplo, y giro para observar a mi hermano, este juguetea, y mordisquea continuamente su labio inferior. Esta nervioso.

—Es importante. —Confirma. —No se lo he dicho a nadie más. Es algo que nunca pensé hacer ¿Sabes? Digo, tal vez sí, pero no ahora. Y yo...

—Ya...dilo de una vez, estoy a nada de un jodido ataque. —Enmarco la ceja. —Ya suéltalo antes que el semáforo cambie de color.

—¡Agh! —Su frustración es evidente. —Quiero comprometerme.

Abro los ojos como platos, mi boca forma una gran O, estoy mas que sorprendida, anonadada. Damián luce inquieto, me observa esperando algunas palabras, cualquier cosa.

—¡¿QUE?! —Es lo único que puedo decir. Es lo único que sale de mi boca.

—Si, Amber. Quiero comprometerme con Stella.

¡Santa mierda!

—Es una locura. —Suelto. —Damián...tienes 22 años. Es...es algo que no creo que sea lo indicado, quiero decir, si entiendo que estés enamorado, pero...

—¿Y? La edad no define tu madurez, la edad es sólo un puto número. No creo que esta sea una respuesta acertada. —Por la forma en que lo dice, es evidente su molestia. Damián suele molestarse cuando uno no esta de acuerdo con él, y en esta ocasión realmente no es que no este de acuerdo con lo que va a hacer, si no que me parece una locura, una total locura. El semáforo cambia. Avanzo, llegamos al estacionamiento del supermercado, aparco, apago el auto. Me giro para continuar con todo lo que pienso.

—Bien. Entiendo que estas enamorado, pero casarte es mucho más...complicado. No tienes ni dos meses con Stella. Lo único que yo sé es que ella le aterraba eso se conocer a los padres, de casarse, todas esas cosas. Lo digo por que te quiero, no por arruinar o estar en contra de lo que quieres. Yo quiero que seas feliz, realmente lo quiero Damián, es sólo que me parece algo apresurado

—Se que es apresurado. Pero estoy por ganar mucho dinero Amber, y creo que es momento que lo comparta con alguien que me haga feliz. —Me observa. —Y ella lo hace.

—Damián...para mi seguirá siendo una total locura. Y por más que me digas toda una sarta de cursilerías y esas cosas, no voy a decirte más que lo mismo. Pero...te apoyare. —Encojo los hombros. —No muy a favor, pero lo haré.