IV

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La caminata fue un tanto larga, pero prometedora, estaba el cielo nublado, pero no llovía, los árboles se movían por el viento, las calles estaban llenas de agua empozada... Al llegar a casa de Mariana, la contemple primero, era de dos pisos, color rosa claro con el contorno blanco, el orillo de las ventanas era marrón, tenía un pequeño jardín al frente, bastante llamativo, la puerta era rectangular, marrón oscuro, camine hasta ella y toque el timbre, me recibió la mama de Mariana, le dije que Mariana y yo estudiaríamos juntas biología- lo cual evidentemente era mentira, pues no éramos compañeras de clases y mucho menos de la misma edad, pero la mama de Mariana se lo creyó- Al entrar, vi que la asa estaba bastante ordenada, muy pulcra, pero se sentía un aura de tristeza o inconformidad.

La mama de Mariana me llevo al segundo piso, hasta la entrada del cuarto de Mariana, toque la puerta y pase, estaba pintado de rosa claro con sus contornos blancos- como el resto de la casa- tenia posters de cantantes en toda su habitación, pegada a la pared estaba su cama, y al lado derecho un mesita de noche, encima una lámpara y al lado estaba el celular de Mariana; Al lado de la mesita de noche, también pegado a la pared, había un pupitre, tenía dos libros encima, y en la pared derecha, había una ventana, grandísima, que casi cubría toda la pared en cuanto a anchura, de largo solo de la mitad hasta el techo.

La cama pegada a la pared, al lado una mesita de noche con una lámpara en el medio y el celular de Mariana a un lado, al lado de la mesita de noche estaba un pupitre, con libros enzima, Mariana estaba en su cuarto, sentada en la cama esperando a que María llegara. Cuando Mariana vio a María en la entrada de su cuarto no se sorprendió al verla, pues ya sabía que quien había tocado el timbre de la casa era ella.

-Por fin llegas, te estaba esperando, por favor siéntate- Dijo Mariana seria, haciendo unos movimientos de muñeca señalándole la cama.

María sin decir nada se sentó, y observo a Mariana, mientras ella veía las montañas por la ventana. Hubo unos minutos de silencio, hasta que Mariana rompió el silencio diciendo:

- Para empezar debes saber de qué a nadie, a absolutamente nadie le debes decir sobre este grupo ¿entendiste?- dijo con mucha seriedad.

- Entendido- dije.

- Excelente- dijo continuando- Primero, si te preguntan como estas, tienes que mentir, ¿en qué forma? Cuándo estés triste y te pregunten, ¿por qué estas triste? Miente, les puedes decir "nada importante, mis padres me regañaron, es normal" o "es que saque mal en un examen". Nunca les digas tu estado sentimental, porque si les dices la verdad hasta al psicólogo te podrían mandar- Dijo quitando un poco la seriedad- segundo, si tienes mucha hambre, toma agua eso sirve, te quitara el hambre, te lo aseguro. Tercero, si quieres rebajar más rápido has el doble de ejercicio del que hacías antes. Cuarto, puedes tomar laxantes u otro tipo de medicamentos para botar todo lo malo de tu cuerpo. Quinto, y la más importante, nunca pero nunca en la vida te atrevas a traicionarnos, porque somos muchas y podemos hacerte mucho daño si llegas a traicionarnos- dijo con tanta seriedad que me estaba poniendo nerviosa- espero que te quede claro, eso es todo por ahora, si me acuerdo de algo más te lo diré en otro momento-Dijo Mariana

- tranquila, confía en mí, yo nunca te traicionaría, seré una más del grupo, haciendo todo lo posible por ser perfecta-Dije disimulando lo asustada que estaba.

- Está bien, te creo- dijo Mariana.

Después de hablar sobre esto, la mama de Mariana nos llamó a merendar, no tenía hambre, pero por no ser descortés accedí a merendar, luego al terminar me despedí y regrese caminando a mi casa, ya no estaba tan nublado, aunque hacia un viento muy frio.

Comencé a pensar en lo amigable y sociable que la mayoría del tiempo soy, todo el mundo me cae bien, de todos tengo buen concepto, así no los conozca en realidad, es raro, pero por alguna razón siempre sonrío, creo que eso es bueno, y me alegra ser así.

Al llegar a mi casa fui directo a mi cuarto, no vi a mi madre y mucho menos a mi hermano, de seguro estaban en sus respectivas habitaciones. Realice mis tareas, estudie para el bendito examen de historia que tenía mañana, y luego baje, oí a mi mama llamarme a cenar, cuando bajo y veo... Por Dios, era pizza, toco mi talón de Aquiles pero... ¡no! La pizza es mala para la dieta que estoy haciendo, no no NO.

Mire a mi madre y le dije "no quiero comer mami, no tengo apetito en estos momentos, además que eso es muy grasoso y ni para saber cuántas calorías tiene porque me da algo; cuando prepares algo que no sea comida chatarra estaré dispuesta a comer con mucho gusto", volví a subir a mi habitación, pero cometí el grave error de que José oyó lo que dije abajo, y él sabe cuánto amo la pizza, por suerte se quedó callado.

Cuando llegue a mi habitación, cerré la puerta con llave, me recosté un rato para reflexionar sobre cualquier cosa que se me viniera a la mente; y por el ambiente y el silencio comencé a pensar en la soledad... Me encanta estar sola en realidad, no porque sea antisocial ni nada de eso, yo disfruto estar con mi propia compañía y tener mi propio espacio. Pienso que cada uno tiene que aprender a estar solo y amar la soledad también, porque al final del día la única persona que está realmente allí para ti, eres tú.

Se me revolvió el estómago por alguna razón, así que me levante, y me pare enfrente de mi espejo y verme, por triste que suene me vi fea y muy gorda, me sentí mal y fui directamente al baño a vomitar mientras lloraba por lo mal que me sentía respecto a mi físico.

Al terminar de vomitar me cepille, hice lo que tenía que hacer en el baño, luego me dirigí a arreglar el bolso para mañana, arregle mi alarma- quería pararme media hora antes de lo normal para ver si lograba llegar temprano al colegio-, y luego me acosté.

No sé, solo quiero conocer a alguien que quiera verme todos los días, que sea cursi a todas horas, que tenga iniciativa, que me bese siempre como si fuera la última vez, que sepa dar todo sin arrepentirse, que me quiera tal y como soy; lo sé, suena muy desesperado de mi parte y si, es así, e intento no pensar mucho en eso, pero cuando no pienso eso entonces empiezo a pensar en cómo sería tener un mejor amigo... Siento que no tengo en nadie en quien confiar para contarle mis cosas, y eso me poner peor

Princesas de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora