VIII

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Al terminar de merendar, me dirigí a mi cuarto a arreglar todo para el día siguiente, esta vez tenía menos ganas de ir al colegio, pero tenía que ir, mañana tenía que entregar un trabajo muy importante, tenía que ir. Al terminar de arreglar todo me coloque la pijama, era una bata azul celeste de tiras, y baje a la sala de estar, allí leí un libro que no hace mucho me habían comprado, en ese momento entro mi madre y me dijo:

-Hola hija, entiendo que no quieras comer ese tipo de comidas, así que te compre más frutas, esta vez quise cambiar y te traje kiwis, patilla, manzana verde y fresas, te las voy a dejar en la cocina para que cenes con ello -dijo mi madre con una sonrisa.

-Gracias mama, te lo agradezco mucho-dije con una sonrisa de agradecimiento.

Mi madre se retiró mientras yo seguía con la lectura, después de dos horas leyendo, fui a cenar me comí un kiwi con fresas y un vaso de agua, al terminar me retire de la cocina, fui al baño y me iba a ir a mi cuarto, cuando en el camino vi que mi hermano me estaba esperando fuera de mi cuarto, camine hasta donde estaba y le dije:

-¿Qué haces aquí? yo creía que estabas durmiendo, es muy tarde –dije como si ella fuese la mayor.

-Hay hermanita creo que es mas tarde para ti que para mí- dijo sonriendo.

Tenía razón eran un cuarto para las once y mañana tenía que levantarme temprano, así que respondí:

-Es cierto, me voy a dormir, hasta mañana -dijo María con apuro.

-wow, wow, espera hermanita, quisiera hablar contigo -dijo mientras la agarraba del brazo para detener su escape.

-Y ¿sobre qué quieres hablar? –dije arqueando las cejas.

-Vamos a tu cuarto -dijo José mientras caminaba hacia mi habitación, yo lo seguí.

Al llegar al cuarto, José se sentó en el pupitre y yo en mi cama, hubo un tiempo de silencio, hasta que José decidió hablar:

-Soy tu Hermano mayor, soy tu amigo, puedes contarme todo lo que quieras, puedes confiar en mí, ahora dime, ¿qué tienes?- dijo José muy serio.

-puedo confiar en ti es cierto –Así que tome aire y empecé a contar todo lo que sentía, lo que le habían hecho, lo que ella hizo, y a lo que ella se metió.

José quedo sorprendido por todo lo que le conté, y quería seguir hablando conmigo sobre qué hacer para que la dejen de molestar, pero era muy tarde, así que se despidió de mí y me dijo que mañana seguían hablando, ya era muy tarde, acepte y nos fuimos a dormir.

José no planeaba contar nada por ahora, lo de Ana y Mia lo hablarían después, lo que le importaba ahora es que la sifrina de Suzy dejara de molestarme y eso lo hablarían al otro día.

Princesas de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora