Capítulo 12

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Lauren

Oí el ruido de la ducha y me senté en la silla del escritorio para comprobar mi móvil y enviarle a Vero otro mensaje rápido. Habíamos estado intercambiando mensajes desde que hablamos, y le había comentado lo mío con Camila. Verónica quería saber que estaba bien. No la culpaba: si la situación fuera a la inversa y ella fuera la que estuviera pasando el fin de semana con una extraña, estaría poniéndome en contacto con ella con frecuencia.

Camila no me había contado qué le había ocurrido exactamente con sus admiradoras, pero parecía perturbada. Y lo cierto era que oír hablar de ellas también me había perturbado a mí. Necesitaba olvidarlo. Esta era la última noche que pasaríamos juntas y quería disfrutarla. Me mordisqueé el labio inferior mientras pensaba. Había disfrutado de la ponencia, pero no había hecho más que pensar en Camila una y otra vez, en el hecho de que nos despediríamos por la mañana. ¿Sería posible que mantuviéramos el contacto de alguna manera? ¿O era algo totalmente estúpido y poco realista? Teníamos que hablar sobre eso y llegar a alguna conclusión para buscar la forma de no tener que despedirnos para siempre. Dios, era algo que me daba miedo. Estaba bastante segura de que ella se sentía igual, pero ¿y si no era así? Había dicho que éramos «amigas», ¿quería seguir siéndolo? ¿O ella...?

Una llamada en la puerta interrumpió mis pensamientos. Camila seguía en la ducha todavía, así que abrí yo. Un hombre medio calvo no muy alto de mediana edad, vestido con unos pantalones color caqui y una chaqueta deportiva permanecía de pie en el pasillo.

Pareció sorprendido al verme.

—¿Está Camila? —preguntó, frunciendo el ceño.

—Oh, está, pero en la ducha. ¿Quiere..., er, quiere esperarla o...?

Suspiró. Parecía irritado.

—Soy su agente, Roger. —Me miró de arriba abajo entrecerrando los ojos, y su expresión tenía algo que me hizo estremecer—. Bueno, voy entendiendo por qué apagó el teléfono y por qué no le hemos visto el pelo este fin de semana —comentó finalmente —. Eres toda una cachonda, ¿verdad?

Abrí los ojos como platos.

—Er...

—Mira, solo dile que he pasado por aquí, ya que no responde a las llamadas y que parece que me he perdido la única vez que ha bajado a firmar una teta. —Se rio—. Dile que la sesión de mañana se traslada a las once. Y, cielito, haznos a todos un favor y deja su polla en paz esta noche. Todo el rodaje depende de que ella se empalme. Si la usas hasta la extenuación, nadie estará contento, y menos Bambi. La chica está deseando tirársela. ¿Lo has entendido?

Eran demasiadas cosas juntas y el corazón se me cayó a los pies. Sentí que la bilis me subía a la garganta, pero no pensaba permitir que ese idiota lo notara. Me erguí todo lo que pude y compuse una expresión que esperaba que fuera de aburrimiento absoluto.

—Se lo diré, Roger —respondí. Mi voz se quebró al final, pero mis ojos permanecieron firmes.

—Vale... —dijo, empezando a alejarse. Luego se dio la vuelta y sus ojos, pequeños y brillantes como los de una rata, me evaluaron de nuevo—. ¿Sabes? —Me pasó un dedo por la mejilla y me aparté—. Darías muy bien delante de la cámara, sexy pero inocente. Estás muy buena. Cuando acabes esta noche con Camila, ¿por qué no te pasas por mi habitación y jugamos a las casitas? Así podré ver tus habilidades como actriz... entre otras cosas. —Su mirada estaba llena de lujuria cuando se ajustó los pantalones.

Clavó los ojos en mis pechos, y yo pensé que iba a vomitar.

No tenía palabras. Si este fin de semana me había enseñado algo, era que yo era más poderosa de lo que pensaba. Le cerré la puerta en las narices.

Cariño,Te Amaré Por Siempre (Adaptación camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora