Un año y siete meses después, julio
Lauren
-¡Mierda! -maldije entre dientes cuando cedió el fondo de la caja de libros que llevaba por el pasillo hacia mi nuevo despacho y los libros cayeron al suelo enmoquetado con un ruido sordo.
Dejé el cartón vacío en el suelo, me puse en cuclillas y comencé a apilar los libros para poder llevarlos al escritorio.
No podía creer que estuviera de nuevo en Las Vegas, Nevada, para ocupar mi nuevo puesto.
Cuando me resultó evidente que conseguir que me trasladaran desde la sección de menores de Washington D. C. iba a llevar más tiempo del que pensaba, había comenzado a enviar solicitudes a otras ciudades. No tenía demasiadas esperanzas, pero me había visto sorprendida cuando recibí una respuesta de la oficina del fiscal en el condado de Clark. Después de un proceso que incluyó una larga entrevista, me ofrecieron un puesto de fiscal en la división criminal del Condado de Clark, con sede en Las Vegas. «Mi trabajo soñado». Trabajar en Las Vegas resultaba... extraño. No estaba segura de cómo me iba a afectar estar de vuelta en la ciudad donde había pasado aquel fin de semana que me cambió la vida. Pero tampoco era como si Camila viviera aquí. Ella vivía en Los Ángeles, y, por lo que yo sabía, no había ninguna razón para sospechar que no lo siguiera haciendo. Sin embargo, simplemente pasar por delante del Bellagio cuando me desplacé a la ciudad para realizar la entrevista personal hizo que sintiera un millón de mariposas en el estómago. Tenía que creer que esa reacción se desvanecería con el tiempo, ya que, después de todo, habían pasado casi cinco años desde aquel fin de semana. Había ocurrido solo porque era la primera vez que regresaba y se me habían removido recuerdos lejanos. Eso era todo. Muy pronto, lo tendría tan visto que no sería más que otro hotel del Strip.
Por otro lado, era divertido estar aquí de nuevo porque, en parte, este trabajo que me había llevado de vuelta a Las Vegas era una consecuencia directa de ese fin de semana con Camila. Era ella quien me había animado a seguir mis propios sueños, a hacer lo que me hiciera feliz. Y al final, donde había terminado...
«La vida es salvaje».
-¿Puedo ayudarte en algo? -preguntó una voz masculina. Alcé la vista y me topé con unos sonrientes ojos.
Curvé los labios y recogí uno de los dos montones de libros que había hecho antes de levantarme.
-Gracias, sería estupendo -dije.
Se inclinó y cogió el resto de los libros para seguirme a mi despacho, que quedaba a menos de quince metros por el mismo pasillo. Dejé el montón que llevaba sobre el desordenado escritorio y me imitó.
Me volví hacia él frotándome las manos en los muslos, cubiertos con unos vaqueros, y le tendí la mano.
-Lauren Jáuregui -me presenté con una sonrisa.
-¡Oh! He oído hablar mucho de ti, Lauren. Todo bueno. Bienvenida a bordo. -Su hermoso rostro se arrugó en una cálida sonrisa mientras me estrechaba la mano-. Soy Noah Benardout. Soy otro de los fiscales.
-Encantada de conocerte, Noah. Me alegro de estar aquí. -Sonreí de nuevo. Al parecer, Noah y yo intercambiábamos un montón de sonrisas. Di un paso hacia mi escritorio y lo miré. Volvió a curvar los labios, y esta vez acabé soltando una risa al tiempo que sacudía la cabeza. Él también se rio.
-Bueno, Lauren, te dejo sola para que termines de instalarte. Estaré trabajando hasta tarde y voy a pedir una pizza. ¿Te apetece compartirla conmigo? -Hizo un gesto hacia el pasillo, señalando donde estaba su despacho.
Me di la vuelta mientras se dirigía hacia la puerta.
-Oh..., um...
-Te podría informar de quién es quién por aquí. -Sonrió de nuevo-. Así podrás quedar bien con todo el mundo y todo eso.
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Cariño,Te Amaré Por Siempre (Adaptación camren G!P)
RomantizmLauren Jáuregui tiene un plan. Ha organizado su vida a la perfección y se siente orgullosa de conseguir siempre sus objetivos. Sabe quién es, de qué forma vivirá, jamás da un paso en falso, y nunca se ha parado a considerar lo que desea en realidad...