Capítulo 33

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Lauren

-Despierta, Bella Durmiente -oí que me susurraban al oído.

-Mmm... -gemí, girando la cabeza para alejarla de aquel sonido molesto y volver a acomodarla en la almohada.

Escuché una risita ronca y atractiva, que me aceleró un poco el corazón. Sin embargo, no fue suficiente como para arrancarme del sueño. Me gustaba aquel calor, y la cama olía muy bien. Moví la cabeza sobre la almohada y respiré hondo. «Camila».

Sin embargo, esto era una locura. Hacía años que no veía a Camila. La echaba de menos. Extrañaba su olor y su contacto. Así que prefería quedarme en el mundo de los sueños un poco más. Era donde ella estaba, y no quería dejarla.

Algo sacudió la cama de forma violenta, haciéndome chillar e incorporarme. Miré a mi alrededor parpadeando.

-Sigues sin ser una persona madrugadora, ¿verdad, Botón de oro?

- Camila me sonrió desde el otro lado de la cama, donde estaba de pie sobre el colchón.

-¿Estabas saltando en la cama? -pregunté, aturdida.

-Sí. Despertarte a ti es como despertar a un muerto -aseguró mientras se bajaba.

Suspiré y me dejé caer de espaldas sobre las sábanas.

-¿Qué hora es? -musité.

-Las cinco. ¡Venga, muévete! Quiero estar en las pistas cuando salga el sol, y todavía tenemos que alquilar tu equipo.

Me quejé un poco más, pero, finalmente, logré arrastrarme fuera de la cama y seguí a Camila al cuarto de baño, donde estaba preparándome la ducha.

Me lavé los dientes, y después me permitió un poco de privacidad para hacer mis necesidades.

-Voy a hacer café -dijo a mis espaldas. Algunas personas eran como apisonadoras por las mañanas. Era difícil tratar con gente así.

Me metí bajo el chorro de agua caliente y me enjaboné el pelo. Sí, era difícil tratar con gente así a esas horas de la mañana. Incluso aunque tuvieran anchos hombros y duros abdominales. Incluso aunque poseyeran sonrisas capaces de detener los latidos de tu corazón y de hacerte sentir escalofríos. Incluso aunque les apareciera un pequeño hoyuelo en la comisura del labio, como si Dios hubiera firmado de esa forma la obra perfecta que era Camila Cabello.

Incluso aunque rescataran mujeres a escondidas.

Dejé de frotarme el cuero cabelludo y permanecí quieta durante un minuto, dejando que la realidad se apoderara de mí.

«Rescata mujeres».

Mujeres destinadas a burdeles clandestinos, niñas que terminarían siendo el juguete sexual de algún turista enfermo en algún pequeño cuarto oscuro. Yo no era la persona más experta en el tráfico de seres humanos, pero sabía lo suficiente como para que se me revolviera el estómago al pensar en ello. ¡Dios! Todavía me estremecía cuando pensaba en lo que Camila y sus amigos estaban haciendo.

Me enjuagué el pelo, me extendí el acondicionador y sonreí para mis adentros. De acuerdo, lo cierto era que me gustaba bastante mi madrugadora particular. Era un ser excepcional. ¡Un heroína!

Salí de la ducha y me envolví en una toalla antes de quitarme la humedad del pelo con un secador de mano que saqué del estuche que había llevado al cuarto de baño.

Cuando lo tuve seco, regresé a la habitación para ponerme unos vaqueros y un grueso jersey blanco.

Estaba tirando de los calcetines cuando entró Camila con una humeante taza de café.

Cariño,Te Amaré Por Siempre (Adaptación camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora