Capítulo 6

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Camila

La cogí de la mano y la llevé lo más rápido que pude al hotel. Al abrirnos paso a través del vestíbulo, tuvo que mover las piernas -más cortas que las mías- a toda velocidad. No estaba siendo demasiado considerada, lo sabía, pero era una mujer desesperada. No lo había estado tanto desde..., bueno, nunca había estado tan desesperada. Después de estar en la fuente, viendo cómo sus ojos se iluminaban de emoción al ver la pantalla de agua; de sostenerla entre mis brazos, disfrutando de la sensación, de su olor, mi sangre hervía de deseo. Y no era un deseo cualquiera, la necesitaba a ella, y ese anhelo recorría mi cuerpo de pies a cabeza exigiendo que lo satisficiera. Apenas la conocía, y, sin embargo, todo lo que se refería a Lauren Jáuregui iba directo a mi cabeza como si fuera un trago de whisky, y hacía que me diera vueltas.

Ella me afectaba en todos los sentidos que una mujer podía afectarme.

Pero le había prometido que la cuidaría, que tomaría el control. Necesitaba que me deseara, y para ello tenía que tranquilizarla, que se sintiera a salvo. Solo así se entregaría a mí por completo. No sabía cómo lo sabía, pero lo sabía.

«¿Entregarse a mí por completo?». Eché el freno. No, no por completo. Solo en el sexo y por un rato, solo durante el fin de semana. Era todo lo que tenía para ofrecer. Y era todo lo que ella quería. Aun así, quería que fuera una experiencia satisfactoria para las dos, de todas las formas posibles.

Al atravesar el casino hacia los ascensores, vi a un grupo de personas del negocio del porno que estaban allí por la exposición. Permanecían a un lado, hablando y riéndose en voz alta. Puse el brazo sobre los hombros de Lauren y me acurruqué contra ella, asegurándome de que no me veían y me llamaban por mi nombre. No solía relacionarme con ellos, pero sí que sabían quién era yo. Lo último que quería en ese momento era recordarle a Lauren a qué me dedicaba y que cambiara de idea en el último minuto. Así que me dirigí directo a nuestro destino, la intimidad de mi habitación.

Nos montamos en el ascensor.

-¿Tienes que recoger algo en tu habitación? -pregunté por lo bajo con la voz ronca, incluso a mis propios oídos.

-Sí. Si no te importa -murmuró, clavando los ojos en los míos antes de bajarlos a mis labios. Mi erección palpitaba dentro de los vaqueros. La tensión sexual que flotaba en el aire se podía cortar con un cuchillo. Me volví hacia el panel de número y presioné el de su planta con el pulgar una y otra vez, como si con eso pudiera conseguir que el ascensor fuera más rápido.

Subimos en silencio, y seguimos calladas mientras nos dirigíamos a su habitación. La esperé en la puerta mientras metía en una bolsa con rapidez aquello que podía necesitar.

Luego volvimos al ascensor y subimos los dos pisos que nos separaban de mi habitación. No era necesario que le preguntara lo que estaba pensando, se reflejaba en su expresión firme, en el deseo que brillaba en sus ojos.

Abrí la puerta y entramos. Lancé la cartera y la tarjeta de acceso en el escritorio y me volví hacia ella. Lauren se había quedado detrás de mí, y había puesto la bolsa en el suelo. Solo tuve que dar unos pasos para detenerme a unos centímetros de ella. La electricidad crepitó entre nosotras. Las dos sabíamos perfectamente lo que estaba a punto de ocurrir. Seguimos en silencio, mirándonos la una a la otra. Ella tenía la respiración acelerada y las mejillas encendidas. Mientras la miraba, me moría por tocarla, me sentía como si me fuera a estallar la piel.

-Tú también deseas esto, Lauren. -No era una pregunta.

Ella empezó a decir algo, pero le falló la voz y se limitó a asentir. Sus ojos eran dos pozos llenos de deseo.

Cariño,Te Amaré Por Siempre (Adaptación camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora