Capítulo 13

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Lauren

Cuando cerré la puerta a mi espalda, comenzaron a caer las lágrimas. Sabía que esto era lo que debía hacer, no podía quedarme ni un minuto más sabiendo a dónde se dirigiría por la mañana, y menos sabiendo que mi corazón estaba involucrado. Pero eso no cambiaba el hecho de que tuviera que obligarme a salir. Ni de que me doliera dejarla. No cambiaba el crudo sufrimiento que había visto en su rostro cuando se dio cuenta de que me iba. Cuando entré en el ascensor y las puertas se cerraron, me sequé las mejillas y me apoyé contra la pared.

Aquí era donde todo había comenzado. En un ascensor. Y volvía a estar en el interior de uno, solo que esta vez era el final. «Y no quiero que lo sea...». Quería retroceder en el tiempo y volver a vivirlo todo, aun sabiendo lo que sabía ahora, para pasar un par de días con ella.

El ascensor se detuvo y me dirigí a mi habitación. Nada más entrar me hundí en la cama y me hice un ovillo, permitiéndome sollozar por fin. Cuando pasó la peor parte, me levanté y fui al cuarto de baño para lavarme la cara. Luego me puse unos vaqueros y una camiseta y empecé a hacer el equipaje. No era posible que me quedara en ese hotel sabiendo que Camila estaba dos pisos más arriba. Había varias razones para ello, pero la principal era que no confiaba en mí misma lo suficiente como para no volver corriendo junto a ella y arrojarme en sus brazos. Pero ¿con qué fin? Negué con la cabeza con tristeza. Me había metido en esa situación con los ojos abiertos, aunque ¿cómo iba a pensar que iba a acabar sintiendo algo por Camila Cabello, actriz lesbiana? Era casi ridículo y, sin embargo, era la realidad. Aunque ese era un pensamiento que habría tenido hace un par de días. ¿Ahora? Ahora no lo consideraba ridículo en absoluto.

Porque lo que no sabía en ese momento era que ella tenía un lado muy tierno ni que era divertida, valiente y generosa de todas las formas posibles. ¿Me gustaría no conocer esos datos? ¿Prefería volver a la época en que no era difícil alejarse de ella si a cambio no hubiera podido experimentar la belleza de nuestro fin de semana de pasión? Me sentía demasiado dolida y confundida como para responder a esas preguntas en este momento.

Me colgué la bolsa grande del hombro y subí el asa de la maleta para empujarla hacia la puerta.

Revisé la habitación con rapidez y salí a esperar el servicio de transporte al aeropuerto. Recé para que hubiera un vuelo esta noche y poder cambiarlo, pero si no era así, no me importaría dormir en el aeropuerto. No era un gran plan. Casi me reí, aunque al final, para mi sorpresa, casi sollocé. Me mordí los labios. El servicio de transporte me recogió quince minutos después y miré al Bellagio por encima del hombro. Ese fin de semana me había convertido en una persona diferente.

Camila me había cambiado de una forma que sospechaba que me iba a hacer mirar mis decisiones de otra manera, que me iba a hacer reconsiderar todos mis planes. Iba a tener que encontrarme de nuevo a mí misma y pensar en ella como un regalo, por mucho que mi corazón se rompiera al perderla. Era lo único que podía impedir que le exigiera al conductor que se detuviera y me dejara salir para regresar con ella. Apoyé la cabeza en el respaldo y dejé que la mezcla de angustia y esperanza me inundara, bañando mi corazón en oscuridad y luz.

A la mañana siguiente, hice rodar la maleta hacia mi apartamento. Eran las siete y media y estaba agotada de todas las formas posibles. Había sido capaz de cambiar mi vuelo por uno nocturno, pero tuve que esperar varias horas hasta que empezó el embarque. Había intentado dormir en el avión, pero mi mente no me lo había permitido, estaba demasiado activa para apagarse y dejar que descansara.

Reviví cada minuto del fin de semana que había pasado con Camila, tratando de precisar el momento exacto en que le había entregado un trozo de mi corazón. ¿Había sido después de tomar los perritos calientes la primera noche? ¿O quizá después de aquel sexo increíble? ¿Cuándo nos reímos en la piscina o cuando me dijo que estaba celosa de Luis Felipe, revelándome que sentía algo por mí? ¿Tal vez había sido antes? ¿Tal vez en el ascensor, cuando cantaba para que se me pasara el ataque de pánico? ¿Cuándo descubrí por qué usaba esa falsa fachada? ¿Era realmente posible conectar con otra persona con tanta rapidez? ¡Quería gritar para que se apagara mi cerebro! ¿Por qué me importaba tanto?

Cariño,Te Amaré Por Siempre (Adaptación camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora