Capítulo 20

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Tres meses después, octubre

Lauren

Me miré el diamante que tenía en el dedo con una pequeña sonrisa antes de recoger el documento en el que había estado trabajando.

Oí un golpecito en la puerta de mi despacho.

-¡Adelante!

La puerta se abrió para dar paso a Noah, que cerró a su espalda.

-Hola, mi preciosa prometida -me dijo.

-Hola -repuse sonriendo, pero sin levantarme.

Rodeó la mesa hasta colocarse detrás de mi silla y me puso las manos en los hombros para empezar a darme un masaje. Luego se inclinó y me besó la coronilla.

-Ohhh... -gemí al momento-. No pares, qué gusto...

-¿Has terminado ya? -preguntó

Fruncí el ceño.

-No. Creo que tengo para una hora más.

-Te esperaré. Podemos ir a cenar juntos.

-Está bien. Te iré a buscar cuando haya terminado. -Miré por encima del hombro y le sonreí.

Me besó y luego se fue hacia la puerta, que cerró después de salir.

Bajé de nuevo la vista a mi anillo. Todavía no me había acostumbrado a verlo allí, ya que solo llevaba tres días prometida con Noah.

Me recosté en la silla, pensando en el torbellino que habían sido los últimos tres meses. Me había acostumbrado pronto al nuevo trabajo, que me encantaba, y había conocido a Noah, mi dulce Noah. Solo llevábamos saliendo tres meses, pero, como les había dicho a Vero y a mis hermanas, cuando se sabe, se sabe. Tenía ya veintisiete años, sabía lo que quería. Así que cuando Noah se puso de rodillas ante mí durante una cena en Joël Robuchon, le había respondido que sí al instante. No habíamos fijado todavía la fecha, pero pensaba en una boda en otoño. Miré el anillo durante un rato y luego me concentré en el trabajo.



Camila

Me bebí lo que quedaba en la botella de cerveza y la dejé en la barra, delante de mí.

Harry, sentado a mi derecha, con las muletas apoyadas en la barra junto a él, le hizo un gesto al camarero para que nos pusiera dos botellas más.

El camarero levantó el pulgar hacia arriba.

-Tranquilo, hombre -dijo el joven con una sonrisa.

Harry asintió y me miró.

-La última vez que oí esas palabras, estaba en un helicóptero escupiendo sangre. - Se rio entre dientes.

Me uní a su risa sin humor.

-Sí. No puedo decir que me acuerde mucho de ese vuelo.

Permanecimos en silencio un minuto antes de que el camarero nos pusiera las cervezas. Asentí como agradecimiento.

-Por lo tanto, Camila -dijo Harry-, ¿has decidido ya si vas a pedir que te licencien? -Me miró con cautela, mientras tomaba un sorbo de cerveza.

Cerré los ojos un instante.

-Creo que me voy a quedar -confesé, pensando en lo agradecida que estaba a la Marina de que me hubiera dejado elegir. Según parecía, la bala que me había alcanzado en el pecho casi dio en el corazón. Un centímetro más a la derecha y hubiera muerto en el acto. Las quemaduras que tenía en las manos casi habían cicatrizado, a excepción de unas pequeñas cicatrices en algunos dedos y en las palmas, aunque el daño en los nervios llevaría más tiempo. Tardaría por lo menos un año antes de poder disparar un arma correctamente. Podía quedarme en la base, limpiando el armamento mientras mis compañeros iban y venían, pero eso era todo. No tenía más opciones.

Harry no había tenido tanta suerte. Le habían curado las heridas internas provocadas por las balas, pero su pierna estaba tan malherida que le habían licenciado sin elección.

Al menos no la había perdido. Siempre cojearía un poco al andar, pero volvería a hacerlo sin ayuda.

Harry asintió. Parecía como si estuviera sumido en sus pensamientos. Por fin, se volvió hacia mí.

-¿Tomarías una decisión diferente si tuvieras un buen trabajo esperándote? - preguntó.

Fruncí el ceño.

-No me preocupa encontrar trabajo cuando regrese. Siendo SEAL, imagino que podré hacer muchas cosas. Voy a tener que averiguar cuáles. Tú también tienes la oportunidad.

Él asintió con la cabeza.

-La cosa es que yo ya tengo trabajo al que incorporarme. Mi padre quiere que dirija el hotel cuando regrese. Sin embargo, he estado pensando mucho durante estos tres últimos meses, y sé que tú también. -Se pasó la mano por la cabeza-. Mierda, he pensado en muchas cosas, sobre todo en ti, diciendo que teníamos que hacer algo. Fuiste la primera en mencionarlo en voz alta.

Se quedó en silencio durante unos instantes mientras yo asentía, sabiendo lo que había dicho y lo que significaba.

-Si me escuchas un momento, es posible que te haga una oferta de trabajo que no podrás rechazar -continuó en voz baja.

Me reí.

-Ya tengo mi trabajo ideal, Harry. Lo sabes.

Me estudió durante un rato.

-¿No lo harías ni siquiera por Ara?

Me quedé helada. Había captado mi atención. «Ara. La dulce Ara». Sabía que haría cualquier cosa por ella. Todos lo sabían.

-Te estoy escuchando -dije en voz baja. Y él empezó a hablar.

Cariño,Te Amaré Por Siempre (Adaptación camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora