Capítulo 31

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Lauren

Le creí sin dudar en el mismo momento en que me lo dijo. Sentí que se me rompía el corazón y que la cabeza me daba vueltas tras oír todo lo que me había contado. ¿Cómo era posible que Camila Cabello hubiera vuelto a poner todo mi mundo patas arriba, una vez más, en solo media hora? Me senté en el sofá con la mano en la frente, tratando de recobrarme lo suficiente como para hacer las preguntas imprescindibles. Pero solo me vino una a la mente:

—¿Qué vamos a hacer? —pregunté.

Miré a Camila, que me devolvió la mirada durante un par de segundos antes de esbozar la sonrisa más grande que le hubiera visto jamás. Me sorprendió un poco.

—¿Por qué sonríes? —dije, realmente confusa.

—Lo has dicho en plural —repuso ella en voz baja, sin dejar de sonreír.

Parpadeé.

—Sí —confirmé—. Claro que lo he dicho en plural.

—¿Cómo es eso? —insistió mientras su sonrisa se transformaba en una expresión de vulnerabilidad.

Apreté los labios mientras la estudiaba.

—Entiendo que no me lo dijeras antes... antes de saber que quería estar contigo. Pero ¿pensabas que no te creería cuando me lo contaras? —Incliné la cabeza, esperando su respuesta.

Frunció el ceño.

—No, supongo que no se me ocurrió que dudarías de mi historia, solo me preguntaba si desearías formar parte de ella.

Suspiré y solté una risita carente de humor.

—No sé si quiero. —Hice una pausa—. Pero la cuestión es que se trata de ti. De lo que haces. Y Camila, no sé si alguien te ha dicho esto últimamente, pero eres una heroína.

Ella se rio.

—No, Botón de oro. No soy una heroína.

Negué con la cabeza.

—Sí, Camila, lo eres. Yo he trabajado en una gran cantidad de casos en los que están involucradas mujeres que han sido objeto de abusos sexuales de una manera u otra. He visto la mirada que hay en sus ojos. He visto su devastación. Sí, eres una heroína. Así que repito: ¿qué vamos a hacer?

Se me quedó mirando. En sus ojos había algo cálido y tierno a la vez.

—Dinah está trabajando en ello. Trata de localizar la ubicación del tipo que estamos buscando, del responsable de todo. Se llama Gabriel Bakos. El problema es que se mueve demasiado y es difícil seguirle la pista. Si pudiéramos precisar dónde está, podríamos ir a por él y hacer que cante. —Dejó escapar un suspiro de frustración.

—Eso parece peligroso.

—Estamos hablando de la vida de un hombre. De la vida de un amigo. Un hombre que no solo no mató a una mujer, sino que ha salvado a cientos.

Suspiré y cerré brevemente los ojos.

—Lo sé. Está bien, ¿qué más? Cuéntamelo todo.

—Dinah está en ello. En este momento se trata de ver quién tiene más paciencia. Un puto juego que resulta muy frustrante.

La miré pensativa.

—Puedo conseguir tiempo aplazando el juicio —ofrecí.

Sus ojos se clavaron en los míos.

—Eso sería de ayuda —dijo por lo bajo—. Nunca te lo pediría si no supiera a ciencia cierta que...

—Lo sé. Y queda fuera de cuestión. La oficina del fiscal aplaza juicios todos los días.— ¿No afectaría a tu carrera? ¿A tu reputación? —insistió.

Cariño,Te Amaré Por Siempre (Adaptación camren G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora