CAPÍTULO XX

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Estamos escapando del humo dentro de la oscuridad.
No es amor, pero es mejor que estar soñando.

                                          ♢♢♢



-¿Cuándo nos iremos Lyra? Llevamos un mes esperando al supuesto escape-dijo Neferet sentada al lado de la rubia.
-No se que hacer-murmuró ella frotando su cabello.
-¿Cómo que no sabes?-dijo Calíope ladeando la cabeza.
-Hace exactamente dos semanas que no se nada de Mael, ni siquiera se acercó a decirme el plan detalladamente-suspiró-Parece que deberemos hacerlo por nuestra cuenta.
-¿Te volviste loca?-dijo Alea parándose.
-No tenemos alternativa. ¿Todas han estado tomando el te que les dijimos?-preguntó mirándolas detenidamente.
-Si-dijeron al unísono.
Neferet fue junto con Zenda y Alea en busca de Mael, en busca de una respuesta por su repentina desaparición y alguna alternativa para no tener que hacer todo solas.
Golpearon la puerta de acero tres veces y nada, el salón de las tropas estaba vacío a excepción de tres o cuatro hombres que estaban a punto de marcharse, la puerta no se abrió ni tampoco se oyó un ruido detrás de ésta, sólo silencio incómodo y abrumador.
Alea se desespero empujándola de una sola vez, abriéndose camino con las chicas detrás de ella, Mael estaba sentado, apoyado en la cabecera de la cama, con un cigarrillo en su boca y montones de colillas esparcidas en el suelo.
-¿Qué haces?-preguntó mirándola indiferente.
-Vengo a buscar el supuesto general dorado, pero encontramos un vagabundo-bufó mirándolo de pies a cabeza- ¿Cuándo fue la última vez que te bañaste Mael?
-No lo recuerdo-negó.
-Ahí está la respuesta. Tu aroma es infrahumano-dijo Zenda señalándolo.
-¿Qué quieren? Saben que no pueden estar aquí.
-Sabes que queremos-dijo Neferet cruzada de brazos- No podemos escapar sin tu ayuda.
-Si pueden, tienen a Lyra. Ella es muy ocurrente-miró el suelo.
-Nosotras no tenemos manera de salir desapercibidas-dijo Alea.
-Mira, entiéndelo. No las ayudaré, me perjudicará, me matarán y no deseo que eso me suceda por ayudarles a escapar a una tierra imaginaria. Perdería mi puesto y prestigio-dijo frotando su cabello ansioso.
Las chicas dieron un paso hacia atrás asustadas, viendo la deteriorada cara del general fundirse con la agonía que representaba su mente en estos momentos.
Se devolvieron al harén, desilusionadas en niveles extremos, sin decirle a Lyra lo sucedido puesto que sabían que ella les diría algo negativo de su conducta y tenía razón. Siempre la tenía.
-El camión partirá ésta noche hacia la Ciudadela del Norte…-dijo Alea- hay que hacerlo todo está noche.
-¿Hoy? -se quejó Zenda.
-Les informaré a las demás-dijo Neferet marchándose.
Horas más tarde todas habían terminado de merendar y se recostaban levemente en la cama gigante, Neferet miro a las demás y les hizo un gesto de que se acercarán más a donde ella estaba.
-¿Qué pasa cariño? ¿Sucede algo con el bebé? -preguntó Cali tocándole el abultado vientre.
-No es eso-sonrió de lado.
-Esta noche es el gran escape-murmuró Zenda.
-Perfecto-sonrió Lyra mirándolas asustadas- Llevo días recorriendo los pasadizos secretos del túnel del espejo. Y encontré uno que lleva justo a la entrada de Palacio.
-¿Qué necesitamos?-preguntó Anaé alzando lentamente la mano.
-Hay que robar municiones, cantimploras con agua y armamento, por si acaso -dijo Lyra.
-Se harán equipos-le continuó Alea-Zenda y Cali irán con Neferet a buscar cantimploras, las que más puedan traer, Anaé irás con Adella y Cassandra a buscar comida, Felicia tu vendrás con nosotras a la armería.
-¿Y como haremos todas esas cosas sin ser vistas?-preguntó Holly.
-Fácil. Los túneles- sonrió Lyra.











Matarás fuera del Cielo. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora