CAPÍTULO XXIX

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Y estoy pensando en cómo reaccionarias...

                Si tú fueras yo, y estarías desaparecido.

...

Irradien un poco más, la luz, tan pura y perfecta, forjada de la cúspide de sus vidas. Si después de todo son lo único que tienen.

El piso temblaba y temblaba, moviendo a las pequeñas piedras de lugar, nadie notaba el ruido ni siquiera notaban que sus cuerpo vibraban reposando en esas goteantes paredes de roca.

Finalmente Neferet abrió los ojos codeando a Cali y Zenda para que despierten a las demás. Lyra, quien estaba más cerca de la entrada de la cueva, despertó al final viendo pasar a todos los camiones y motos que acompañaban a la caravana del rey. Meneo la cabeza hacia la izquierda poniendo su dedo índice en sus labios, para cuando terminaron de pasar todas las chicas estaban aun mas adentro de las cuevas, escondidas en la oscuridad, aprovechando que la mayoría de los soldados ya estaba casi ciegos.

La ultima moto pasó a su lado, dejando respirar a las chicas, Lyra se paró mirando con sutileza hacia el lado de donde venían la caravana, Alea se aproximó hasta donde estaba la rubia y le colocó una mano en el hombro.

-Tarde o temprano se darían cuenta.

-Tendremos que ir por el camino mas largo- dijo Zenda apartando su mechon de cabello.

-¿Cuál es el camino largo?-ladeo la cabeza Lyra.

-Es rodear éste risco y entrar en la ciudad de Kaos-respondio Neferet apoyándose en una roca.

-¿Cómo conoces la ciudad de Kaos?-preguntó Lyra- ¿Cómo conoces a Kaos?

-Kenneth antes solía encerrarme con su esposa, cuando yo apenas había llegado, Alice me enseñaba a leer y a escribir. Tenía el diario de su abuela de como comenzó la guerra y cuando se construyó la ciudad de Kaos-dijo Neferet.

-Me dijeron que era muy peliroso cruzar por allí-dijo Caliope.

-Debemos hacerlo-suspiró Lyra- sino nos encontraran.

-Esperemos un tiempo y salgamos-susurró Cali.

-Tengo hambre-alargó Zenda.

-Comeremos y seguimos-dijo Neferet sentándose junto a Calíope.

El atardecer se comenzaba a hacer presente, Calíope aun tenia sueño y se había quedado dormida junto a Zenda y Neferet.

Lyra estaba sentada en el borde de la cueva, cruzada de piernas mirando el horizonte, en busca de nada, en busca de ver a Mael caminando con Holly a su lado.

Las lagrimas se dieron la libertad de caer por sus mejillas, agradecida que estaba de espaldas Lyra paso su mano para secarlas.

Alea camino lentamente hasta llegar a su lado, colocó una mano en su hombro y se sentó junto a su amiga, apoyando su cabeza en el hombro.

La rubia evito mirarla a la cara, ladeando su cabeza para la derecha, fingiendo buscar algo en el horizonte.

-¿Por qué estas así?-pregunto Alea picándole la costilla.

-No estoy de ninguna forma-rió encogiéndose de hombros.

-Estas llorando rubia-agachó la mirada- A mi no me engañas.

Silencio.

-¿Es por Mael?-frunció el entrecejo- ¿Es porque no se despidió bien de ti?

-¿De qué hablas Alea? El desierto ya te volvió loca.

-¿Entonces por qué es?

-Porque tengo cosas más importantes y cercanas, además Mael no es nada para mí-bufó- Holly-murmuró.

-Holly-asintió- Aún no has tenido tiempo para asimilar tu perdida.

-Tiempo...-musitó mirando sus manos- El tiempo es nuestro enemigo, da la casualidad que es lo que más nos hace falta, lo que requerimos para sobrevivir.

Para escapar.

Para poder ser libres. Como siempre quisimos ser.

El tiempo...Ahora vale una mierda-la miró a los ojos.

Matarás fuera del Cielo. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora