Si tú supieras que esta es mi alma, diría todas las palabras que conozco para ver si eras una apariencia.
...
Sangre sobre sangre, las prendas rotas, rasgadas por los latigazos, los cortes de navaja y los moretones cubriendo las piernas y brazos.
Del brazo de Adella goteaba la sangre que perdía del corte que le habían hecho serca de la clavícula, Anaé estaba desmayada con su cabello revuelto y los dedos machacados, en cuanto a Holly, simplemente estaba dormida, algunos tajos adornaban su rostro pero Ihan quería guardar lo mejor para el final.
Se acercaba con el martillo en sus mano derecha y el machete en la izquierda.
Mael entró agitado por la puerta, miró a Ihan y éste a él corriendo a la joven, tirando las cosas al suelo y sacando la navaja de un bolsillo, le tomó las muñecas y le hizo un tajo, antes de que el general llegará junto a él.
-¿Qué hacías?-preguntó Mael tomando del cuello a su contrincante.
-Castigando la falta grave que hicieron al Supremo-dijo Ihan con falta de aire.
-Con un demonio Ihan, no puedes tocar a las hembras-le apretó.
-Ella se lo dijo, le dijo a Rai que planeaban escaparse, seguro pensaba que nadie le creería al pobre retrasado mental-señaló a Adella sonriendo de lado-Era demasiado obvio. Prostitutas estúpidas.
-Tengo cuidado con lo que digas-lo tiro al suelo- No puedes tocarlas y punto-golpeó su rostro.
-Pero tu si puedes Mael. ¿O me equivoco? -giró la cabeza.
-No tiene permiso para hablar soldado-pateo su estómago-A ellas no.
-Es porque es la hermanita de la puta que te gusta-carcajeo sin aire-El caballero dorado enamorado, el mejor asesino de la Ciudadela del Norte-sonrió girando sobre su espalda-Ridículo-escupió sangre.
-No sabes cuando quedarte callado-negó Mael levantando el machete del suelo.
De un solo movimiento enterró el arma en el cráneo de Ihan, dejando a medias su grito de dolor, la sangre salió despedida de su cabeza, manchando las botas del general quien dio tres pasos hacia atrás y corrió en socorro de la hermana menor de Lyra.
La bajo al instante sentándola en el suelo y apoyando su cabeza contra la pared, del otro lado de la habitación había un armario con diferentes objetos, unas ropas viejas entre ellos, tomo una camisa y la rajo, la ató alrededor de la muñeca de la niña que incluso ya estaba pálida por la cantidad de sangre pedida.
-Soldados, ayúdenme a escoltar a las hembras al harén-dijo tomando entre brazos a Holly.
Los dos soldados que esperaban en el pasillo entraron, al instante se asombraron de ver a Ihan muerto en el suelo, no dijeron nada y desataron a las dos chicas cargándolas, detrás de Mael.
-Traigan agua caliente y vendas, ahora mismo, quiero dos ánimas ya-exclamó estando ya en el harén.
Adella seguía inconsciente, a diferencia de Anaé que recobraba su conciencia poco a poco. Holly seguía igual.
Anaé se paró mirando a las dos chicas junto a ella, ignorando a Mael en la puerta, se acercó a Adella golpeando levemente su mejilla intentando despertarla, cosa que le funcionó.
-¿Qué hiciste Adella? -preguntó con la voz cortada.
-Yo no creí que le dijera a nadie-murmuró sin centrar la mirada en algo- Estaba celosa Anaé, yo quería lo que ella tenía-dijo dejando caer una lágrima, centrando su mirada en el techo.
-Nadie tiene nada aquí. Somos plumas olvidadas, tan frágiles y libres-dijo Anaé acariciándole la mejilla.
-Perdóneme-sonrió de lado-Las quiero.
-Nosotras igual, no te duermas-la balanceo.
De pronto Anaé cerró los ojos con fuerza, soltándola y cayendo hacia atrás aturdida, Mael se acercó con rapidez, sin saber si atender a la casi muerta Adella, a la confundida Anaé o la joven Holly con un brazo en su ataúd.
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Matarás fuera del Cielo. [COMPLETA]
Science Fiction¿Cuándo el mundo se fue al carajo? ¿Cuándo dejamos de ser humanos? ¿Cuando las mujeres nos convertimos en simples objetos de un "rey" pagano? ... El deber de devolver éste mundo egoísta a una estabilidad moral está en seis simples hembras del Suprem...