CAPÍTULO XXXI

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Quería ser la última cosa en tu mente

Quería ser la razón al cerrar los ojos

Pero no puedo dormir...

Y todo lo que viste con tu visión borrosa

Se convirtió en nuestra perdición.

...

Los invasores le doblaban la cantidad y las chicas peleaban contra dos cada una.

Tenían máscaras cubriendo sus rostros, máscaras deterioradas, uno llevaba una máscara de gas y otro un cráneo de buey en su cabeza cubriendose la boca con un pañuelo.

Neferet gritaba, sudando en frío mientras el niño venía en camino y Zenda le ayudaba esperándolo con una manta violeta debajo, Cali la miro sobre sus hombros motivandose a golpear con todas sus fuerzas en la pantorrilla de uno de ellos, incrustando los clavos y púas en toda su carne y arrancandolo a los segundos, el sujeto cayó al suelo retorciendose mientras se sujetaba la pierna, lo pateo en el pecho mirándolo desde arriba y con la cima del bate elevado se lo clavó en su frente.

Alea había sido sujetada por sus brazos siendo golpeada por otro invasor en el estómago, de un salto empujó a su agresor y giro sobre sus talones desenvainando su espada, le apuntó el cuello y él sonrió. Y ella también.

-¿Qué carajos quieren con nosotras?-le clavó la punta dejando caer un hilo de sangre por su cuello.

-A la preñada-señaló sonriendo con sorna.

Lyra le propinó un puñetazo en la oreja a su contrincante, dejándolo libre de poder pegarle un balazo en la nariz. Sacó su daga del amarre de la bota y se giró dispuesta a pelear con el que estaba detrás, el sujeto la tomo por los ante brazos torciendole la mano de a poco logrando que soltara la daga, ella lo miró con furia y de un rodillazo lo dejó en el suelo. Vio en dirección a Caliope sonriendo, observando cómo el invasor la cargaba sobre sus hombros y ella gritaba.

-Ay ayúdenme, no puedo mas-exclamó Neferet hiperventilando.

Alea clavó uno de sus cuchillos en la mano derecha del sujeto, teniéndolo de frente, cortando su garganta y apuñalandolo, para luego limpiar el filo en su ropa.

Lyra se acercó a la entrada debe la cueva apuntando a algún lugar donde no fuese a hacerle daño a su amiga, entrecerró los ojos y disparóa su pierna, él cayó lloriqueando, Cali se paró volvió corriendo a la cueva, entrecerro nuevamente sus ojos y está vez fue para matar. Un tiro limpio en la garganta que dejó a la mitad su grito de súplica tirando su cuerpo inerte al suelo.

-Me siento Batman-murmuró Lyra agitada parandose.

Dentro de la cueva Neferet gritaba y gritaba, aumentando la tensión entre todas, Zenda se quedó a ayudarla empujando a todas hasta la entrada para que cuidarla que no volvieran intrusos.

-¿Qué mierda querían ésos sujetos?-preguntó Alea.

-Parece que el Supremo los envió-dijo Lyra apartando un mechón de cabello.

-Ya nació -dijo Zenda desde adentro.

Todas entraron emodionadas viendo hacia todas partes, Neferet sonreía con el bebé en brazos, meciendolo levemente. El niño era rosado, con sus cabellos castaños claros, sus ojos estaban cerrados durmiendo.

Parecía un ángel.

-Se llamará Max-dijo Neferet mirandolas.

-Y será nuestro motivo para llegar a la ciudad-dijo Lyra abrazando a Caliope.

Matarás fuera del Cielo. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora