Capítulo 12

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12


-¿Bankotsu? – contestó con rapidez al ver una llamada entrante de su moreno favorito. Él fin de semana le había dado la gran noticia de que en la semana siguiente volvería a New York, el moreno se había sorprendido en cuanto supo también que ella estaba residiendo en la gran manzana.

-Hola Kag – la voz del moreno ya no le erizaba el vello, ahora alguien más volvía a tener ese efecto en ella. Aun así no pudo evitar sonreír al ver que sonaba bien.

-Ah... sí eres tú, pensé que alguien más tenía tu celular y se hacía pasar por ti – salió del elevador, su hora del almuerzo había finalizado.

-Tú y tus ocurrencias sin sentido – la carcajada perfecta del moreno se escuchó del otro lado del celular – Ya he comprado el boleto.

-¿Y bien? ¿Cuándo llegas? – pregunto caminando por el pasillo de camino a su oficina.

-Dos días, mañana viajo antes del mediodía y estaré llegando después de diecisiete horas, se paciente hermosa.

-Te recuerdo que soy paciente – se río mientras se adentraba en el interior de su oficina, sin darse cuenta que un peli plata había escuchado con molestia su conversación. – ¿Ya te has conseguido un apartamento o hotel en que quedarte? ¿O te quedaras en casa de tus hermanos? – pregunto con curiosidad tomando asiento en su silla cómoda de oficina.

-Pues yo pensaba en quedarme contigo, en tu hotel – Kagome frunció su ceño y no supo que responder, ellos ya no eran nada pero lo que sí, eran buenos amigos.

-Ah... Bankotsu no creo que sea correcto, nosotros ya no somos nada y no lo sé – respondió con duda, no lo quería con ella por solo una razón, y esa razón tenía nombre y apellido.

-Sí te incomoda entonces buscaré algún otro lugar – acepto de mala gana Bankotsu.

-Gracias – el intercomunicador sonó y la voz de Akago se escuchó.

-El señor Taisho Inuyasha pide verla señorita Higurashi – Kagome abrió sus ojos y sin despedirse del moreno corto la llamada. Está mañana había salido del hotel mucho más antes que el peli plata, viniendo a la empresa en su auto, había tomado aquella decisión al ver que Inuyasha no le hablaba y evitaba. Le afectaba sentimentalmente no ver a Haru.

-Sí, que pase por favor – al instante de autorizar la puerta fue abierta por la figura de Inuyasha, completamente serio. – Hola – se puso de pie recibiéndolo. Últimamente cuando lo tenía de frente se sentía como una pequeña niña siendo regañada.

-Buenos días –no eran tan buenos, se dijo mentalmente Kagome agachando su mirada. -. Tengo más archivos para que revises y prepares una presentación para la semana que viene, hay una reunión programada por el corte de presupuesto – ella asintió y recibió las carpetas que le entregaban rozando los dedos de él, una cosquilleo la invadió. – También...- miro a Inuyasha, sabía las palabras que diría, ya lo veía venir. – Ya no podré traerte al trabajo, también te quiero agradecer por lo del sábado y mañana del domingo por haber estado con Haru, pero por favor ya no lo hagas.

Kagome cerró los ojos, sus palabras dolían. Eran pequeños alfileres atravesando su pequeño corazón. Kagome inclino su cabeza, las inmensas ganas de llorar la invadían, sabía que esto iba a pasar lo sabía, Inuyasha estaba bastante alejado de ella. Tal vez así debió de comportarse desde el primer día en el cual se volvieron a reencontrar, pero no; el estúpido de su ex novio acerco su hijo a ella ¿Por qué hacía eso sí ahora los alejaba?

-¿Por qué haces esto ahora, porque nos distancias después de habernos conocido? – aceptaría su decisión pero antes de todo, quería una explicación.

-Porque reaccione y comprendí que tú no estarás para siempre en su vida, así que prefiero poner distancia ahora que en un futuro –

Inuyasha se dio media vuelta y salió de la oficina, dejando a una Kagome deshecha, destrozada, ella amaba al pequeño. Pero sí esa era la decisión final de Inuyasha se alejaría, se alejaría de ambos. Se mantuvo de pie con ayuda de su escritorio respirando entrecortadamente, Inuyasha era un estúpido.

Los días hasta la llegada de Bankotsu se hicieron demasiados largos, el estar en la empresa se le hacía mentalmente agotador, era inevitable trabajar juntos y evitarlo, así que solo trataba de no mirarlo o sí tenía alguna consulta enviar a Akago o preguntarle a Sesshomaru.

No había vuelto hablar con Bankotsu y solo se mandaron unos pocos mensajes sobre la hora de su llegada, que por cierto no faltaba mucho. Se puso su saco a conjunto de su demás prenda, hoy vestía un pantalón de vestir gris, una camisa negra mangas cortas metida por debajo del pantalón, mostrando la curva de su cintura y ancho de caderas, unos zapatos de punta negros y su cabello suelto.

Solicito permiso a Inu No para entrar a la empresa antes de finalizar el horario de almuerzo, tendría que ayudar a Bankotsu a instalarse en el hotel que se suponía ya tenía que tener. Agarro su cartera de tira larga y salió de la suite, bajo por las escaleras, es lo que hacía desde hace dos días para evitar a Inuyasha y encontrarse con Haru.

Su auto gracias y a los encargados de mudanzas había llegado antes de que el humor de Inuyasha fuera como un verdadero perro con rabia. Llego al estacionamiento subterráneo, ya se le hacía costumbre bajar casi veinte pisos, pero eso no podía seguir pasando, tal vez y debería de cancelar el contrato de renta que tenía por seis meses y mudarse a otro lugar o con sus padres. También consideró dejar la empresa, sí todos los días sería así preferiría en definitiva no ver directamente a Inuyasha, alejarse completamente de él.

Otra cosa en la que pudo pensar seriamente era que ella debería de estar molesta con él, él la había engañado, fue él quien termino la relación por su estupidez. Él se había acostado con Kikyo, Kikyo en su maldad de su suripanta le envió seguramente la foto desde el celular del peli plata. Pero en definitiva la culpa la tenía Inuyasha por ser un estúpido.

¿Por qué él estaba molesto con ella? Esa era la pregunta que seguía rondando en su cabeza sin ninguna respuesta.

¿Acaso él estaba molesto porque ella se había marchado y alejado de él al irse a California?

¿Por qué?

-¿Kagome? – un sutil tirón en su brazo la sacó de sus pensamientos, estaba frente a su auto con la llave tendida a punto de abrir la puerta de su coche. Bajo la mirada y se encontró con Haru.

Sí Haru estaba aquí...también estaba Inuyasha.

-Haru al auto – la voz autoritaria de Inuyasha se escuchó a unos metros, levanto su mirada chocando sus tristes ojos chocolates con los decisivos dorados de Inuyasha.

-¿Ya no nos acompañaras? – la voz inocente y llena de tristeza de Haru le hizo cristalizar sus ojos.

-Hoy no, tengo que ir a otro lugar – sonrió aguantando sus ganas de no lanzar un sollozo.

-Haru – Haru la soltó y camino en dirección de su padre tomando la mano que él le tendía.

-¿A dónde tienes que ir? – se escuchó a Haru preguntar antes de alejarse de ella.

-Ah... tengo que ir a buscar a un amigo.

-Un amigo en común – bramo Inuyasha llevando a su hijo consigo hasta su coche, dejando estupefacta a Kagome.

¡Por eso Inuyasha estaba molesto! ¡Ya sabía sobre Bankotsu y ella!

°°°

¡Ay mis queridos lectores fantasmas...!

Les pido por favor, que en todas las historias que siguen-mías- me dejen un comentario como pago por mi imaginación, es lo único que les pido queridos ;) 

¡Nos leemos!


ESTÚPIDO (ADA#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora