Capítulo 19

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19 

-Está pasando lo mismo – murmuro Bankotsu mientras miraba a través del grueso cristal a dos detective interrogando al secretario. Los padres de Kagome se mantenían abrazados junto a Inu No y a Sesshomaru, Inuyasha casi pegado al vidrio y detrás de él Bankotsu.

- Solo lo diré porque, el tiempo que he trabajado junto a ella me ha llegado a gustar y solo quiero que este bien – la voz de Akago sonó a través de los parlantes.

-¿Quieres que este bien? ¿Después de haberla entregado donde sea que se la hayan llevado? – dijo un detective

-Es ilógico ¿Cierto? – se carcajeo desquiciadamente.

-Terminemos esta ridícula charla ¿Dónde está Kagome Higurashi? – todos guardaron silencio a espera de la respuesta.

-En la carretera del monte Fuji, verán una finca abandonada, al menos es lo que escuche en donde estaría ella y mi tío oculto – se encoge de hombros con desinterés mientras toma agua de un vaso blanco de plástico. - ¿Ya puedo irme? – la pregunta de Akago casi causa una risa descontrolada sarcástica por parte de los investigadores pero lograron contenerse.

-Él está obsesionado – agrego Bankotsu cuando el detective termino de decir su deducción, se estaban preparando para ir en busca de la azabache, Inuyasha y él se colarían, no pensaban quedarse aquí en espera.

-Sí, está obsesionado, en su cabeza y de acuerdo con los psicólogos de la penitenciaria, lo único que Naraku quiere es poseer a Kagome – Inuyasha de tan solo escuchar su nombre lo odiaba, lo detestaba, lo quería muerto por atreverse a tocar y pensar en Kagome.

-¡Por favor! ¡Tráiganla de vuelta! – fue el grito de la mamá de Kagome quien miraba a todos desesperada, pero su mirada llena de pedido de ayuda se posó en la ambarina de Inuyasha, aunque no quisiera aceptarlo, su hija e Inuyasha tenían una conexión inexplicable.

Este asintió, él la traería de vuelta.

-¿Qué es lo que quieres? ¡Déjame ir por favor! – exclamo Kagome haciendo el esfuerzo de alejarse del agarre de Naraku en sus caderas desnudas, estaba en ropa interior.

-¿Qué acaso no lo entiendes? – el tono de voz acaramelada y lujuriosa le hacía poner su piel de gallina, los bellos en punta, no quería que él la tocase.

-Solo déjame ir por favor – sollozo y derramo las lágrimas acumuladas en sus lagrimales – Por favor, no me toques – tembló ante el toque de las manos grandes y rasposas a causa de las cortadas que había en su palma y dedos.

-Te amo, me tienes flechado desde la primera vez que te vi, cuando te vi en esa oficina de bienes raíces, desde ese momento te quise tener para mí ¿Pero sabes? Era tan difícil de tenerte que me tenía que conformar con otras mujeres parecidas a ti que no valían nada hasta que llegue al precioso tesoro. Tú, pero él estúpido novio tuyo tenía que intervenir – mascullo el pelinegro al recordar al moreno, que en ese tiempo era su novio. Miro los ojos chocolates temerosos de la azabache incitándolo a seguir, Naraku la miraba lujurioso, quería ya mismo poseerla.

-Por favor... déjame – ahogo un gemido de dolor en cuanto sintió el puño del pelinegro chocar en el costado de su costilla en un intento de que Kagome dejase de negarse, las lágrimas no cesaban.

-Pero que hermosa cicatriz te he dejado – murmuro Naraku pasando con fuerza sus dedos por la cicatriz levemente notoria en su vientre, consecuencia del atentado de hace dos años. Kagome ahogo un jadeo de dolor – No te la borres, es un hermoso recuerdo mío – Naraku, definitivamente estaba loco.

ESTÚPIDO (ADA#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora