Capítulo 22

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-Dime por favor que al menos pensabas comer algo – protesto Inuyasha una vez se habían sentado en la mesada de la cocina, la televisión estaba prendida distrayendo a Haru con los dibujos animados que trasmitían.

-Por supuesto. Solo que me empezó a doler y de repente ya no quería nada, pero llegaron y... me salvaron – dijo infantil mente con un mohín en sus labios mirando a Inuyasha, quien le sonrió con ternura y le dio un beso en su mejilla. Justo en ese momento Haru giro su cabeza y vio tal acto.

-¡Papá! – exclamo con una sonrisa. Mirando con alegría a los dos adultos. Ambos se carcajearon y besaron las mejillas del pequeño.


-Esto esta exquisito. Quién te conociera y comiera esto y dices que tú lo cocinaste, no te creerían – se carcajeo Kagome llevando otro bocado de canelones con espesa salsa blanca. De ponto su expresión se volvió confundida y triste.

-¿Qué pasa? – pregunto preocupado Inuyasha posicionando su mano en la espalda de la azabache.

-Es que... me he negado a la ayuda de mamá y papá solo para seguir "independiente" y no ser una molestia para ellos, pero resulta que estoy siendo una molestia para ti – murmuro.

-¿Qué? No, cariño no pienses eso – se volteó completamente en su dirección y tomo unas de las manos níveas de Kagome, con la otra mano subió su rostro cabizbajo de la barbilla, haciendo que chocolate y ambarino se mirasen fijamente. - ¿Por qué crees que eres una molestia? Si te ofrecemos ayuda es porque queremos, porque te queremos, te amamos y necesitamos que tú estés mejor, para nosotros también estarlo. No pienses cosas que no son. No saques conclusiones erróneas.

-¡Ay mi corazón! – chillo en cuanto sintió removerse a su órgano vital – Te amo – le murmuro para que el pequeño no escuchase, aún debían de hablar de eso – Los amo – sonrió enamorada mirando ahora al pequeño comiendo con toda su atención en los dibujos animados.



-¿Quién? – exclamo Kagome caminando un poco mejor hasta la puerta con un cepillo de diente en sus manos y con su pijama. Se había levantado algo tarde, a causa de la larga siesta de ayer domingo se había dormido tarde viendo vídeos entretenido en YouTube; por lo que recién se empezaba a arreglar.

-¡Sango, tú única y mejor amiga perra! – Kagome sonrió y le abrió la puerta, encontrándose con una castaña con un vientre de embarazada más grande que una pelota básquetbol. Vestía un jardinero azul junto con una camisa blanca por debajo.

-¡Perra tú! – exclamo la azabache dándole un caluroso abrazo.

-¡Shh! Cuida tu vocabulario gamberra, están mis hijos – susurro acariciando su gran vientre. Kagome blanqueo los ojos, que ironía de su amiga.

 Kagome con una carcajeada la hizo pasar y al ir detrás de ella se quiso reír por como su amiga caminaba, las piernas abiertas y los brazos muy a los costados.

-¿Y Miroku?

-¡Ay no me hables de ese sujeto por favor! – exclamo con molestia refiriéndose a su esposo como si no lo conociera.

-¿Y ahora? ¿Qué paso? - pregunto fatigada.

-¡Él muy ex mujeriego quiere que me quede todo el santo día en casa, viendo revistas y documentales! ¡Yo solo quería estar contigo! ¡Pero no, Miroku de entrometido! Vieja chismosa – se desahogó disgustada en la sala, sentada en el sofá, abierta de todas las maneras.

ESTÚPIDO (ADA#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora