Capítulo 2

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Parpadeo varias veces antes de abrir por completos los ojos, la cabeza retumbaba y le daba punzada en la nuca y a sus costados, se removió y a su costado escucho un leve gemido. Sonrió, al parecer Kagome aún dormía.

-¿Ya te despertaste lindo? - ¿Lindo? Kagome no le llamaba así, sabía que era lindo, hermoso, pero Kagome no solía llamarlo de esa forma - ¿Quieres jugar otra vez? – escucho con más atención, esa no era la voz de Kagome, de su Kagome. ¿Qué rayos había hecho anoche? ¿Qué estupidez acababa de cometer?

-¿Kikyo? – se reincorporo de prisa en cuanto reconoció su voz, desnudo, estaba desnudo y el aire solo se respiraba el olor a sexo, los recuerdos de la noche invadieron el interior de su cabeza.

Sin decir nada se puso de pie y empezó a buscar su ropa, la cual estaba esparcida en el suelo. Mientras se cambiaba pensaba en Kagome, le había hecho algo terrible; ella confiaba en él y él le había fallado, le había fallado en la promesa que le hizo. Tenía unas inmensas ganas de llorar, le había fallado a la mujer que amaba con toda célula de su cuerpo.

-¿Te vas? – Kikyo se reincorporo dejando su desnudes de arriba descubierta. La miro, en sus ojos veía malicia y estaba completamente seguro que ella no se arrepentía de nada, era una zorra en todas las letras.

-Sabes completamente que esto es un error Kikyo, no sé qué me diste anoche y sé que este fue tu propósito, así que no quiero que me vuelvas a buscar, esto es y será un error – tomo su celular y chaqueta y salió de esa habitación que parecía un burdel.

Se maldecía, se puteaba interiormente, era un estúpido; no merecía a Kagome, pero era tan egoísta que solo la quería para él.

Llego a su casa y con rapidez y dispuesto a contarle a Kagome lo que sucedió y lo arrepentido que estaba, ella tomaría la decisión, de si quedarse con él o mandarlo a la mierda. Subió las escaleras de camino a su habitación, una gran sorpresa se llevó al ver que no estaba en su cuarto. Miedo y desesperación sintió al no verla, con rapidez bajo las escaleras y fue en busca de ella, la sala: nada, el comedor: nada.

-¡Inuyasha! – el grito de su madre proveniente de la entrada lo advirtió. Corrió a su encuentro, sus padres lo miraban decepcionados y con reproche, se sentía como un pequeño niño de diez años siendo diciplinado.

-¿Dónde está Kagome? – sabía que ellos sabían la respuesta.

-Toma – Inuyasha frunció el ceño al objeto que su madre le tendía, era el celular de Kagome ¿Por qué lo tenía su madre? Lo tomo y lo encendió, la pantalla-un poco agrietada- era cubierta por una foto de él y de Kikyo-en la habitación burdel de la que acababa de salir- el durmiendo con ella en su pecho, desnudos. – Kagome recibió esta foto desde tu número de celular en la madrugada, ella se fue – desesperación, eso era lo que sentía.

Respiro entrecortadamente, presentía algo, algo no muy bueno.

-La rompiste – murmuro su madre, sus ojos ardían, necesitaba llorar. Pasó de largo a sus padres y salió de la casa, corrió con todas sus fuerzas hasta casa de Kagome, se había ido a la madrugada y ya estaban cerca de ser las doce del mediodía, muchas horas habían pasado ya.

Al estar en la entrada de la casa de su novia se tomó las rodillas y trato de recuperar su respiración regular. Le tomo un minuto recuperarse y poder tocar la puerta con impaciencia.

ESTÚPIDO (ADA#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora