Capítulo 9.-

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DESSIRÉ

CAPÍTULO 9.-

- Desearía que fuera una cálida noche.- dice Valentina fijando su mirada hacía la gran piscina llena de espuma que estaba delante de nosotros en el jardín.

- ¿QÚE? ¡No te escucho!- le grito sobre la fuerte música.

- QUE- QUISIERA- QUE- HICIERA- CALOR.- repite ella haciendo pausa entre cada oración para que pueda leerle los labios.

- Oh, sí, yo también.- respondo haciendo una mueca.

Tomo otro coctel de la charola cuando pasa el mayordomo a ofrecerlas.

- ¡VALENTINA, YA VUELVO!- le grito para que pueda escucharme.

- ¿A dónde vas?

- Al baño.- digo moviendo mis labios para que pueda leerlos y le entrego mi cazadora.

Me dirijo hacia la gran casa color blanco situado detrás de nosotros, entro y mis ojos comienzan a observar la fina decoración y entonces se detienen al encontrar una espalda preciosa y desnuda merodeando por la cocina.

- Hola, ¿sabes dónde está el tocador?- preguntó en voz alta de forma coqueta mientras me acaricio el cabello.

Él voltea hacía mí y me regala una sexy sonrisa.

- Claro que sé dónde queda, es mi casa.- dice mientras da unos pasos a donde estoy.

Me quedo viendo su trabajado cuerpo un par de segundos y cuando él está muy cerca de mí fijo mi mirada en sus ojos.

- Tienes unos ojos hermosos.- dice apartando un mechón de mi cabello.

Yo finjo estar ruborizada aunque sé de sobra que en un par de minutos estaremos follando en su alcoba.

- ¿De verdad lo crees? Nunca antes me lo habían dicho.- miento.

- ¿Cómo te llamas?- me pregunta muy de cerca.

- Oh, qué mal educada soy, me llamo Dessiré y vine con mi amiga Valentina que está allá afuera.- dije mientras señalaba con mi mano el exterior.

- ¿Valentina?- repite él haciendo memoria.- no la recuerdo, pero que importa, gracias por venir a la fiesta que estoy dando.- dice con una sonrisa.

- Y... ¿Qué hace el dueño de la fiesta y la casa tan solo por aquí?- pregunto mientras le doy un sorbo a mi Martini.

- Asegurarme que todo marche en orden, con tanta gente que no conozco en mi jardín...

Vuelvo a dar un sorbo a mi bebida mientras giro mi mirada.

- Oh, no lo digo por ti, pero no creí que mi fiesta se hiciera tan... popular, hay más gente que no conozco que la que sí, por cierto, yo soy Aldo.- dice antes de estrecharme su mano.

Yo no dude ni un segundo en tomarlo de la mano, acercarme a él y plantarle un beso suave y sexy en las comisuras de los labios.

- Yo, lo siento,- dije quitándome rápidamente.- tú... ¿tú me podrías ayudar a llegar al tocador?

- Claro.- titubeo.- si quieres vamos al de la planta de arriba, creo que estará solo.

Le sonreí mientras mordía mi labio inferior. Tomé delantera en la escalera mientras suplicaba porque me estuviera viendo el trasero. Al llegar a la planta alta, él se detuvo:

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