Capítulo 30.-

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DESSIRÉ

CAPÍTULO 30.-

5 años después.

Siento la luz del sol darme de golpe en la cara y entonces tallo ligeramente mis ojos. Siento un cosquilleo que va desde la planta de mis pies y sube poquito a poco hasta detenerse en mi entrepierna, eso me hace soltar una pequeña risilla y contraer mis piernas. Sigo con los ojos cerrados mientras el mismo cosquilleo va subiendo un poco más y por debajo de la sábana se detiene en mi pecho. Vuelvo a lanzar otra risa, luego las cosquillas provenientes de pequeños besos llegan a mi boca y comienzan a besarme despacito.

- Buenos días, amor.- escucho mientras continúa su camino de besos.

- 5 minutos más.- digo con una sonrisa en mi rostro.

Su mano comienza a acariciarme el trasero y pasar por mi cintura.

- Sólo tenemos 5 minutos antes de que...

La puerta de la habitación se abre de golpe y un hombrecito y una mujercita de 3 y 2 años respectivamente llegan corriendo en pijama y se suben a saltar en la cama.

- Mami, mami, Salvador no quiere prestarme sus juguetes.- chilla la niña.

- Cielo, debes compartir tus juguetes con tu hermana.- le digo al pequeño que ahora está sobre la espalda de su papá.

- No quiero.- responde.- Victoria le quiere poner ropa de muñecas a mis superhéroes.- se lamenta.

- Vengan con papá los dos.- dice Salvador llevando en sus brazos a la pequeña niña.- Hoy los dos van a pasar la tarde conmigo en el hotel porque mami se ocupará.- dice antes de los pequeños lo llenen de besos.

Me siento en la cama y recojo mi cabello en una cola alta.

- Dess, llamó tu publicista, tienes que mandar el capítulo final del libro para comenzar a programar el tour de la firma.

- Gracias, cielo.- digo antes de darle un beso en la boca.

- Niños, caminen a la ducha que irán con papi por la tarde.

Camino hacia el cuarto de baño cuando Salvador me toma la mano y me hace voltear a él.

- Feliz 5 aniversario mi amor.- dice clavando sus castaños ojos en mí.

Sonrío.

- Feliz 5 aniversario vida mía.

Colocó las manos alrededor del cuello de mi esposo y comienzo a besarlo suavecito y luego con más pasión.

- ¿Qué tal si lo hacemos rapidito en el baño? – dice traviesamente sobre mi oído.

- Se está haciendo tarde.- digo con ansias de volverlo a tener dentro de mí.

Entramos basándonos el cuerpo como dos adolescentes cuando escuchamos del otro lado de la puerta:

- ¡Papi!

Ambos reímos y doy un salto del lavabo dónde ya estaba sentada. Abro la puerta y el pequeño rubio está ahí.

- ¿Lo dejamos para ésta tarde?- pregunto rendida.

- Estaré, te juro, contando los minutos...

Salgo de la ducha y coloco mi neopreno. Me miro al espejo cuando Salvador entra de la mano del pequeño y de Victoria.

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