Dessiré

Capítulo 12.-

DESSIRÉ

CAPÍTULO 12.-

Puedo sentir como mi respiración comienza a agitarse y de pronto siento como alguien me toma de la mano y la aprieta con fuerza. Yo sigo sin apartar mi vista de los carteles, luego me suelta y comienza a arrancarlos con fuerza, arrugarlos y romperlos y yo también comienzo a hacer lo mismo con toda la rabia que me permite expresar mi cuerpo. Me muevo de aquí para allá mientras a mi paso voy quitándolos ante la mirada de algunos cuantos.

- ¿De qué te ríes imbécil?- escucho a alguien decirle a otro chico detrás de mí.

Giro mi mirada y encuentro a Salvador muy cerca de un chico como quien quisiera partirle la cara.

El pobre y estúpido chico tan sólo se escama al verlo cerca.

- Dessiré, ¡Hey!, tranquila. Todo va a estar bien.- dice Salvador volviendo a ponerse frente a mí y tratando de llevar mi mirada a sus ojos pero no puedo apartar la vista de todo a mí alrededor.

- ¡Suéltame!- le grito apartando mi cuerpo- ¡No necesito nada de ti!

Él observa como me alejo de su cuerpo y entro a paso rápido al baño.

Apoyo mi cuerpo en el lavabo mientras trato de recobrar la frecuencia de mis latidos y entonces levanto mi mirada hacía el espejo. Me quedo observándome un par de segundos y rápida e inconscientemente llevo mi mano a mi mejilla para limpiar una lágrima que ha derramado mis ojos. Respiro profundo, inhalo y exhalo despacio, luego saco de mi bolso mi polvo compacto, pongo un poco debajo de los ojos y arreglo mi labial, acomodo mi cabello y luego doy un gran suspiro.

- Todo va a estar bien- digo para mí ante el espejo- Cualquier hijo de perra que haya sido, se va arrepentir – digo apretando los dientes.

Vuelvo a soltar un suspiro para alejar las malas vibras.

Salgo de los baños y con la misma clase y elegancia de siempre avanzo hacia el aula. Miro disimuladamente hacia mis lados y ya no veo ningún cartel.

Entro al aula y me incorporo en un sitio. Arturo ya tiene todo el pizarrón lleno de anotaciones y apenas han pasado un par de minutos que ha iniciado la clase.

Mi profesor voltea y encuentra mis ojos.

- Oh, ¡Se quedó dormida la señorita! O ¿Por qué el retraso?- dice con una sonrisa en el rostro.

Me le quedo viendo unos segundos en silencio mientras mi mente es un manojo de dudas, pasa por mí la imagen de esta mañana acostada entre sus sábanas blancas y luego la foto de allá afuera... casi pudiera apostar que...

- No importa, sólo comience a tomar nota señorita Fontana- dice luego de no recibir respuesta de mí.

Toda la clase me la pasé tratando de encontrar la manera de saber quién lo hizo, quien fue el reverendo hijo de puta, ardido que pudo hacer esto. ¡Tenía que encontrarlo! ¡Tenía que averiguarlo! Pero... ¿Cómo? Lo más fácil era ir a dirección y pedir que revisaran las cámaras de seguridad pero 1: si se lo pedía a Arturo y si él tenía algo que ver, era obvio que no me lo diría y 2: si fuera con el consejero o director y supongamos que mi profesor fue el culpable, se armaría tremendo escándalo que perjudicaría mi carrera y mi entrada al doctorado.

Entonces... tenía que investigarlo yo por mi propia cuenta. Necesitaba pedirle ayuda alguien... pero... ¿a quién? Bueno si, si sabía a quién pero acababa de decirle que no lo necesitaba.