Capítulo 11.-

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DESSIRÉ

CAPÍTULO 11.-

Abro mis ojos lentamente al escuchar movimiento en la habitación. Llevo la blanca sábana a cubrir mis pechos desnudos mientras me siento en la cama y miro una preciosa espalda andar de aquí para allá mientras se pone a prisa su ropa. Llevo mi mano derecha a mis ojos y los tallo ligeramente.

- ¿Qué hora es?- pregunto confundida.

- Las 7:30 de la mañana- responde mi profesor.

- Todavía falta una hora para la clase.- digo luego de volver a tirar mi cuerpo sobre la cama.

- Sí, pero tengo que llegar temprano para hacer unas cosas. Tú no te preocupes, quédate en mi apartamento, puedes llegar tarde a la clase si te apetece.

Observo la habitación de Arturo unos momentos. Es pequeña y acogedora, muy diferente de lo que estoy acostumbrada a ver: grandes ventanales, pent house. Él es un poco más sencillo, un apartamento para uno y ya está.

- Me gusta tu apartamento.- confieso.

Él echa unas risa por lo bajo

- No tienes que mentir, es, es... pequeño, nada a lo que tú estás acostumbrada.

- Quizá por eso me gusta.- respondo.

Me quedo unos segundos observando como arregla su cabello y se pone loción. Él me ve por el reflejo del espejo y luego clava su mirada en mí.

- Eres hermosa nena. Me encanta pasar tiempo a tu lado.

Continúo viéndolo en silencio y luego para romper la tensión de ese incomodo momento para mí, digo:

- ¿Por qué todo mundo usa sábanas blancas?

- Creo que es lo correcto ¿no? Se ve más limpio, más luz, y dan más ganas de descansar.- dice acercándose a la cama y darme un beso.

Me siento sobre la misma y paso delicadamente mi mano sobre su cuello y le ayudo a anudar su corbata.

- ¿Qué vas a hacer saliendo?- pregunta Arturo.

- No sé, creo que ir a mi apartamento y descansar un poco.- respondo.

- Me refiero al salir de la maestría, ¿Qué planes tienes para ti?

Resoplo al recordar el plan que mamá ha ideado para mi sin antes consultarme.

- No lo sé, mamá quiere que me vaya a París un tiempo.- digo cabizbaja.

- ¿Paris? ¡Es asombroso! ¿Vas a completar el doctorado allá?

- Tal parece.

- París es precioso, yo también cursé mi doctorado allá. Sí quieres puedo hablar con un colega de la Universidad para que tengan en cuenta y te den prioridad.

Aunque me rehusaba a la idea de irme del país, sabía que al final de cuentas eso iba a pasar, así que simplemente me limité a sonreírle.

- Ya se me está haciendo tarde, ¿Te veo en el aula?- dijo dándome otro beso en mis labios y abriendo mucho sus grises y preciosos ojos.

- Sí, sólo me ducharé y voy para allá.- respondí.

- En el refrigerador hay fruta, yogurt... lo que necesites para desayunar.

- Gracias Arturo. Te veo más tarde.

Me metí a duchar con agua caliente mientras relajaba mi cuerpo, lavé mi cabello con delicadeza y salí. Afortunadamente como tenía previsto pasar todo el domingo por la noche con mi profesor, llevé ropa para iniciar la semana. Me miré al espejo y acomodé la falda de gamuza en color rosa pastel, puse mis botas altas, acomodé mi bufanda y mi abrigo, luego tomé una manzana de la nevera y salí del apartamento.

Hoy me sentía positiva aunque por mi mente no había dejado de pasar la situación con Salvador, sobretodo la escena en la fiesta el sábado por la noche. Sacudí mi cabeza dejando ir el pensamiento.

Después de un par de canciones llego al plantel. Aparco mi auto y me quedo unos segundos viendo las pequeñas gotas de lluvia golpear el cristal de mi parabrisas. Giro mi mirada hacia el cielo gris y se ve tan cerrado y lleno de nubes.

- Prometo que algún día me iré a vivir a Ibiza o Cartagena... o quizá Cancún, algún sitio donde los dorados rayos del sol puedan alumbrar los días y salirme de esta ciudad fría y gris.- digo en voz alta para mí mientras hago una mueca.

Bajo el espejo de mi auto y retoco mis labios de rojo. Acomodo mi cabello y el gorrito rosado que llevo esta mañana. Abro la puerta y me bajo del auto. Paso mis palmas sobre mi abrigo y sobre la minifalda y luego veo unos chicos y chicas secretearse cuando me ven, ellas desvían la mirada y ellos me sonríen coquetamente. Estoy confundida, así que me veo de nuevo en el reflejo del cristal en mi auto para ver si llevo la falda levantada o algo y nada.

Avanzo unos cuantos metros y entro por el pasillo principal que da a las aulas. Siento como algo pesado cae en la boca de mi estómago. Me quedo muda y me detengo en seco, giro a mí alrededor ante la mirada de muchos.

- ¡NO PUEDO CREERLO! ¡ESTO NO ESTÁ PASANDO! ¡NO ME PUEDE ESTAR PASANDO A MÍ!- digo con apenas un audible susurro.

El corazón me comienza a latir con tanta y tanta fuerza que puedo sentir los latidos atorados en la garganta. Comienzo a dar vueltas sobre mi misma. ¡ESTÁN POR TODOS LADOS!

Unos segundos después y luego de salir del shock, siento como empieza a hervirme la sangre y me sube hasta la cabeza.

Veo cientos de hojas de máquina y cartelones pegados por doquier, en cada rincón de la Universidad. En ellos aparece una fotografía mía durmiendo entre unas sábanas blancas... ¡DESNUDA! Con una leyenda que dice: "SOY UNA RAMERA CALIENTE" 

DessiréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora