Capítulo 22.-

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DESSIRÉ

CAPÍTULO 22.-

No sé ni donde traigo la cabeza, los últimos 20 minutos me he pasado buscando como loca mi cuaderno y no he caído en cuenta que se lo di prestado a Salvador para que tomara los apuntes y me lo regresara en clase, así que doy un golpe leve a mi cabeza como si con eso fuera a concentrarse en el momento.

Es lunes por la mañana, me levanté de la cama, motivada me metí a duchar, sequé y arreglé mi cabello, me puse una minifalda en color rojo, unas botas altas en nude, una camisa blanca a botones, una bufanda y mi abrigo rojo, maquillé mis ojos en unos tonos cálidos y mis inseparables labios rojos.

Sentí una conexión especial esa noche. A pesar de que he perdido la cuenta de en cuantas camas he estado, ayer, creo que descubrí otra faceta de intimidad, una que nunca antes había conocido, no necesité que él estuviera dentro de mí para sentir como la química fluía a través de nuestros cuerpos y nuestras mentes.

Ésta vez Salvador me hizo sentir más en una cama que ningún otro hombre con el que yo haya estado ¡Y eso que no me tocó!, es más ¡Estoy loca por un tipo que ni siquiera he besado! ¿Cómo puedo llamarle a eso?

Después de mucho pensarlo, me he decido a decirle lo que siento por él, es algo que no me permite estar en paz conmigo misma, siento las palabras atoradas en mi garganta, no puedo sacar de mi mente aquella frase que le escuché decir con apenas un susurro, esto ha estado consumiéndome en las últimas horas, no puedo sacarlo de mi mente y ahora que sé que él siente lo mismo que yo, ya no hay motivos para seguirlo ocultando. Hoy en la escuela le diré... No, es más, le besaré y le dejaré saber que yo también estoy loca por él.

Subo a mi coche y en el transcurso del camino no hago otra cosa más que pensar en Salvador, imaginarme como sería nuestro primer beso. En la noche no pude casi dormir por estar pensando en él... ¿De verdad así se siente estar enamorada?

Bajo de mi auto y para mi suerte veo aparcado el Audi de Salvador.- ya está aquí.- pienso. Siento como las piernas van andando un poco más a prisa de lo normal como si mi cuerpo estuviera desesperado por verle, el corazón me late muy rápido. Lo veo a lo lejos. Él está en medio de un grupo de chicas, y eso me hace un poco de ruido porque no estoy acostumbrado a verlo en esas escenas: riendo y jugueteando con mujeres, entonces camino hacia él con un latir incontrolable en mi pecho y cuando lo tengo a unos cuantos pasos, me detengo en seco, él voltea su mirada y me ve, me regala una enorme sonrisa y yo a él, luego una morena a su lado le voltea su rostro para con ella y lo besa, lo besa y lo besa en los labios y él... no opuso resistencia.

Sentí como una especie de estrujada en la boca del estómago y mi sonrisa poco a poco se apagó; me llevo la mano junto a mi pecho que siente un nudo.- ¡Qué estúpida soy! Estúpida, estúpida, estúpida, mil veces estúpida.-me repito a mí misma.

Salvador voltea a verme y veo una mirada triste en él pero igual me sonríe. Siento una rabia subir por mi cuerpo al verle la boca que de verdad ¡Quiero partirle la cara!

Doy media vuelta y entro al baño, trato de calmar los latidos vueltos locos que tengo ahora en mi corazón. Los ojos se me comienzan a llenar de lágrimas y entonces me pongo de frente al espejo, trato de llevar mi vista hacia el techo para espantar el parpadeo que propiciara mi llanto, entonces saco mi lipstick y retoco mis labios, acomodo mi cabello, fijo mi mirada otra vez y logro mantener mi control.

- Hola.-dice Salvador mientras recarga su cuerpo en la pared afuera del baño.

- Hola.- respondo a secas luego de tomar una bocanada de aire.

DessiréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora