Capítulo 21.-

1K 98 36
                                    


DESSIRÉ

CAPÍTULO 21.-

Mi cuerpo me imploraba ser tomado por él. Salvador bajó su cabeza y me besó los hombros, acarició mis desnudas caderas y yo eché mi cabeza hacia atrás, esperando por él y de pronto comencé a sentir frío, salió de manera imprevista el agua más helada que jamás sentí, los dos reaccionamos al instante quitándonos del agua y nos echamos a reír al ver como nuestro calor era siendo apagado de pronto. Cerramos el grifo y obligué a Salvador a seguir viéndome de frente mientras me acomodaba la toalla sobre el cuerpo.

Él, divertido, llevó sus manos a tapar sus ojos mientras me regalaba una sonrisa con sus perfectos dientes. Entré a mi habitación y volví a ponerme ropa deportiva limpia y cómoda.

- Bueno, espero no te incomode que ande desnudo por tu apartamento porque mi ropa está muy mojada, te lo recuerdo y no pienso usar tus vestidos y tus calzoncitos.- me advierte muy quitado de la pena mientras pone su trasero envuelto en una toalla y se sienta en mi cama.

Rodé mis ojos y saqué de mi cajón los limpios calzoncillos celestes que él había puesto en mi cuerpo aquella noche en su apartamento.

- No tienes tanta suerte.- dije lanzándole la ropa interior en la cara.

Cepillé mi cabello y volví a la cocina cuando sonó de nuevo el interruptor.

- Señorita Fontana, llamo para avisarle que está en reparación el termostato de la calefacción en el agua, en 30 minutos vuelve a la normalidad.

- Gracias, ya me había dado cuenta- respondo con un suspiro a Francisco.

- No, no, no, ¡no sabes cocinar!- opina Salvador probando de la pasta que aún está sobre la estufa.- le hace falta más queso crema.- dice con cara de crítico como si fuera el mejor chef del mundo.

Lo observo por detrás, su blanca y perfecta espalda, su trasero y sus piernas de campeonato, su dorado y mojado cabello me parecían la combinación más perfecta del universo. Miré con delicadeza cada movimiento de él hasta que caí en cuenta, una voz en mi interior me recordaba a gritos: "Sigues enojada con él"

Salvador sin preguntarme ni pedirme permiso, sirvió dos platos y los puso sobre la mesa, saco la botella de vino tinto que anteriormente había comprado y las sirvió en dos copas, luego prendió la vela que estaba sobre el comedor.

Yo miré asombrada e incrédula toda aquella maniobra mientras solté un suspiro resignado.

- ¿Qué clase de cita romántica es ésta?- dije de manera burlona al ver como acomodaba perfectamente los cubiertos sobre la mesa.

Vi como la sonrisa que estaba en su rostro se desdibujó antes de continuar sirviendo el vino.

- Ninguna. Se llaman modales.- me respondió a secas.

Ahora la sonrisa se desvaneció para mí, luego nos sentamos y comimos en silencio.

- Salvador, ¿por qué haces esto?- dije interrumpiendo el silencio y sus pensamientos.

- Tu hiciste la mayor parte, yo solo puse sabor, le faltaba un poco de crema.- contestó llevando el cubierto a su boca.

- No, desde aquel día, en el bar, ya sabes, en defenderme, en... cuidarme, en... tus atenciones conmigo.- pregunté poniendo en duda eso que me había dicho nuestro profesor.

Él no respondió en un par de segundos y entonces lo miré fijamente a los ojos para que supiera que estaba esperando por su respuesta.

- Tú hubieras hecho lo mismo si estuviera en tus manos.- respondió.

DessiréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora