Capítulo 19.-

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DESSIRÉ

CAPÍTULO 19.-

- Les aconsejo que desde ahorita vayan preparándose para el examen, ya sólo faltan dos evaluaciones y termina el ciclo, la próxima semana van a hacer la primera...- decía Arturo a la clase.

Yo estaba impaciente viendo el reloj que estaba en la pared encima de la pizarra y luego volteaba a la puerta.

Toda la noche estuve pensando que es lo que debía hacer con respecto a Salvador y ésta mañana lo tuve claro: debía hacer eso que me daba miedo, debía besar a Salvador. Quizá esa es la prueba que necesitaba, quizá tan sólo iba a ser un beso sin provocar sentimientos en mí y no lo iba a saber si no lo hacía... ahora, en caso contrario de que sí, si de verdad él haría que mi corazón se explotara de felicidad, entonces... sólo entonces, estaba dispuesta a rendirme, rendirme ante él, ante sus labios y ante su amor. Quizá yo estaba exagerando y debía dejar de lado esa estúpida venganza, al fin y al cabo a todos nos llega el karma alguna vez...

- Si quiere puede ir y buscar a su amigo, si tanto le preocupa.- interrumpió Arturo mis pensamientos haciéndome bajar de mi nube.

- ¿Cómo dice?

- Que lleva toda la clase mirando el reloj y viendo a la puerta, me imagino que es porque espera a su... compañero. Por cierto, dígale que una falta o retardo más y se queda sin derecho a examen.- completó antes de voltearse a la pizarra y seguir anotando temario.

Salvador no había llegado a clase y tampoco me había avisado de que faltaría, ¿y si se enfermó? ¿Y si le pasó algo? Bueno... espero que se haya quedado dormido, aunque yo ya había apuntado los temas a ver para el examen para poder pasárselos y que estudiásemos juntos.

La campana soñó y todos comenzamos a guardar nuestras cosas, el aula se fue quedando poco a poco más vacía y yo tomé mi teléfono entre mis manos y marqué a Salvador con un tanto de preocupación y me mando a buzón directamente.

- ¿Problemas amorosos?- preguntó con una sonrisa Arturo desde su escritorio mientras guardaba sus cosas.

Yo no respondí.

- Es un estúpido, te lo dije Dessiré, no es más que un niñito rico, tú necesitas a un hombre a tu lado, ven.- dijo luego de cerciorarse que el salón estaba solo.- déjame volver a empezar, a conquistarte, a mandarte rosas e invitarte a cenar, pero necesito que me des la oportunidad, que quieras tú salir conmigo, fuera de aquí, fuera de clases, fuera de mi apartamento, como una pareja normal, déjame presumirte, déjame besarte en público.- dijo acercándose mucho a mí y quitando mi cabello de mis hombros.- déjame gritar al viento que estoy enamorado de ti, déjame ser tu novio... déjame... tan sólo dame la oportunidad.

Yo seguía viendo los movimientos de Arturo mientras él seguía hablándome.

- ¿Acaso no lo conoces? ¡Es el "todas mías"! Dessiré, tú tan inteligente y hermosa no te has dado cuenta que él sólo quiere llevarte a la cama...porque... ¿no han estado juntos verdad?

En silencio moví mi cabeza negándolo.

- Le has costado nena, más que ninguna otra, por eso sus invitaciones a salir, el que pase por ti en la mañana y todas esas atenciones que tiene contigo, todo esto para que vayas a la cama con él y después... te botará como lo hizo con todas las anteriores o... ¿no recuerdas a la rubia? Aquella que estuvo con él desde niño ¿recuerdas como la botó? Tan sólo porque fijo sus intenciones en su próxima víctima y eres tú mi vida.

- ¿y tú como sabes de ella?- pregunté dudosa.

- Los rumores corren rápido por los pasillos y se escucha cada cosa y sobre todo de una figura como tú y como él.

- ¿Qué tenemos él y yo?

- Pues sí, hay mucha gente interesada en sus vidas... pero... volviendo al caso. Date la oportunidad de no ser una más en su lista...

- Salvador no es así.- interrumpí.

- Entonces ¿cómo es?- preguntó con una sonrisa.

- Es un hombre bueno, noble que sería incapaz de lastimarme.- le dije de frente.

Arturo tiró una fingida carcajada.

- Pobre niñita enamorada, ahí vas... cayendo en su palabrería, pero, va, hazlo, juégatela por él y todo eso pero cuando te rompa el corazón... recuerda que aquí estaré para cuidarte y amarte... otra vez.- completó luego de depositar descaradamente un beso en mi mejilla.

Él tomó las cosas de su escritorio y se encaminó a la puerta de salida.

- Ah y por cierto, ¡Te ves hermosísima hoy!, por si tu novio no te lo dice esta mañana, esas piernas tan sexys que tienes lucen genial en esos vaqueros, pero no tanto como sin ellos.- dijo antes de marcharse.

Yo tomé mi bolso y salí del aula. Me dirigí a prisa al baño y frente al espejo inhale y exhalé un par de veces queriendo dejar atrás esa mala vibra y negatividad que había puesto Arturo en mí.

Conocía a Salvador, desde hace poco es cierto pero sentía que lo conocía desde hace mucho tiempo atrás, sus hermosos ojos me daba el confort y la confianza que nunca antes alguna mirada me había dado.

Cerré los ojos. No podía dudar de él, no podía fiarme de las palabras de un hombre herido que estaba dando sus últimas balas en la guerra antes de rendirse.

Salvador me daba paz, alegría y sacaba de mí un lado que nunca había conocido, a una mejor persona y a últimas no hacía nada más que pensar en él, y el estar a su lado. Arreglé mi cabello y retoqué mi labial y acomodé mi cazadora de mezclilla, luego salí del baño y me posé sobre la plaza principal mientras sacaba el móvil de mi bolso.

- Me debes $200 pesos, te dije que él volvía con la rubia.- dijo una pequeña y menuda chica a otra mientras caminaban por los pasillos.

Tomé el teléfono entre mis manos y mientras caminaba un poco, di en marcar de nuevo a él.

Llegué al fin del pasillo y con la mano aún en mi teléfono sosteniéndolo en mi oído vi algo que me causo como si algo pesado cayera en la boca de mi estómago. El teléfono volvió a llevarme hasta contestadora pero ahí, justo en el estacionamiento principal, recargado en el Audi, vi los cabellos dorados de Salvador, él tomaba entre sus brazos a una mujer mientras ella lo miraba a los ojos.

Tan sólo me quedé parada ahí en medio del estacionamiento viendo como su boca le dio un beso en la frente a ella... a Samantha. 

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