La tensión dentro del ascensor era enorme, casi se podía cortar un cuchillo, pensamiento que incomodaba a la joven rubia que de vez en cuando miraba furtivamente al asesino junto a ella, usaba ropa oscura demasiado casual, como alguien que se levantó y se puso lo primero que encontró; también llevaba tres cuchillos con él, uno atado a su pierna derecha y los otros dos sujetos a su cinturón, parecían tener diseños diferentes, pero la chica no quiso fijarse más en eso, ya de por sí un arma blanca le parecía demasiado. Estaba nerviosa, eso era evidente por donde se le mirara, su corazón latía tan fuerte que temía que aquel sujeto lo escuchara, aunque eso fuera totalmente ridículo, sobretodo porque aquel tipo no parecía tomarle atención a nada, estaba inquietantemente tranquilo, con las manos en los bolsillos del pantalón y mirando para todas partes sin centrarse en nada. A Charlotte le dio la impresión de que estaba cantando alguna canción mentalmente.
Pero a pesar de normal que luciera en ese momento, no podía dejar de pasar en el hecho de que era un asesino en su más pura esencia. Lo que había dicho fue casi por pura desesperación, las probabilidades que tenia de que él aceptara, eran casi cero, se había jugado la vida en ello, pero que ese hombre aceptara no aseguraba que su vida no estuviese en peligro, confiar en un asesino no era nada prudente, pero en tiempos desesperados, medidas desesperadas, ninguno de ellos deseaba morir, pero estaban jugando con una espada de doble filo, sin ningún tipo de conocimiento de los otros pisos, ni de ellos mismos, un solo error y esto acabaría antes de comenzar.
Charlotte suspira para sus adentros. Estaba entre la espada y la pared sin saber si aquella alianza resultaría. También se preguntaba porque el ascensor se tardaba tanto para bajar un solo piso, la incomodidad que sentía parecía que le quitaba el aire. No entendía como él podía estar tan tranquilo, después de recibir una sentencia de muerte. Era extraño por no decir otra cosa.
-¿Qué es lo que tanto miras?
-No es… no es nada - murmura bajando la mirada.
-Tks, que molesta eres.
-Lo siento.
Elías se apoya en la reja metálica. Todo esto era un verdadero dolor en el trasero para él, tener que estar huyendo no iba para nada con su personalidad y era un golpe bajo. De encontrarse en la cima de la pirámide a ser cazado como un animal, era algo que simplemente lo enfermaba y de seguro, alguien tendría que pagar por ello, aunque con todo un edificio repleto de asesinos, puede que su venganza le tome algo de tiempo y lo que era peor, estaba enredado con una niña que tenía pinta de romperse con el más mínimo golpe, era un milagro que aun siguiese con vida, y tener que estarla cuidando era un verdadero problema. Más le valía ser una genio, de otra forma Elías terminaría perdiendo los estribos y la asesinaría con sus propias manos. El pensamiento parecía agradarle bastante.
El ascensor se detiene y abre sus puertas. Elías es el primero en salir.
-¿Señor?
Se detiene en seco y un ligero tic, se marca en el ojo del chico de cabello oscuro.
-No me llames señor, es extraño.
-¿Entonces 12?
La cara de Elías refleja ira contenida.
-¡Solo dime Elías! ¡Elías está bien!
-Está bien – murmura la joven- ¿Elías?
-¿Qué?
-¿Qué es lo que sabes de este lugar?
El joven se toma un momento para pensar en la pregunta.-No mucho, es un edificio repleto de asesinos como yo – hace una pausa – bueno no como yo, aquí son todos unos aficionados, pero que de igual manera le gusta matar personas.

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13 Pisos
Детектив / ТриллерUn lugar cuya ubicación es desconocida, un grupo de personas sin escrúpulos se reúne para realizar cosas atroces, solo se necesita tener dinero y nada de moral para participar en estas actividades ¿Qué es lo que se hace? Algo muy sencillo, se comete...